Casi un mes después de finalizar mi paseo en moto por Norteamérica me empieza a rondar una idea de ….porque no dar un paseo en moto de Toledo a Mongolia y ya que estoy por allí me acerco a Nepal…. Asia es el continente más extenso de la tierra, tiene cerca de 44 millones de kilómetros cuadrados ( creo que me daría para muchos paseos) y como no conozco nada de ese gran continente comienza a ser una idea que quiero ir madurando.
Pues bien!!!, pensé, pero esto solo es un pensamiento !!!!! ya que no es nada fácil atravesar países en guerra, infinidad de desiertos, grandes cordilleras, estepas, idiomas complicadisimos, como podría hacer frente a un viaje tan complicado? pero como los que me conocéis sabéis muy bien que me gustan los viajes algo complicados con estas premisas comencé a valorarlo y vi que lo podía realizar incluso me puse una fecha de salida y esa sería entre el mes de Abril y Mayo.
Pero a finales del mes de Septiembre del 2015 suena mi teléfono y me proponen unos amigos que les ayude a montar una empresa textil en Katmandú ya que ellos consideran que soy la persona adecuada (debido a mi experiencia de 30 años en el mundo textil) , esta empresa seria con fines humanitarios y cuando me cuentan el proyecto y la cantidad de gente a la que podríamos ayudar no tardé ni un minuto en decir SI. Estar metido en algo benéfico sabiendo el momento que esta viviendo Nepal después del terrible terremoto, es algo que me llena de alegría y fuerza pues siempre quise tener la oportunidad de hacer algo así, justo entonces me encontraba en un momento que física y mentalmente estaba bien, para mí esto era todo un reto ya que lo necesitaba interiormente y sin darme casi cuenta, un mes después estaba metido en un avión rumbo Katmandu (Nepal) con poco equipaje, herramientas por si necesitaba reparar o revisar alguna máquina textil y por supuesto mi casco, mi cazadora, mis guantes, herramientas de moto y sobre todo mucha ilusión y ganas…..lo que sí tenía muy claro es que el tiempo que dedicase al proyecto lo estaría al 100% en cuerpo y alma.
Durante dos meses me dediqué a trabajar duro y monté una empresa de fabricación textil con la ayuda de dos chicas excelentes que eran mis intérpretes.
Ya con los deberes hechos, sintiéndome contento y satisfecho, decido tomarme unos días de descanso y alquilar una moto COMO NO, para poder dar un paseo por esas tierras tan diferentes y complicadas, llenas de trabas, pero bellas y misteriosas a la vez. En este caso me decido por una Royal Enfield 500, me consigo un mapa en el cual apenas hay 5 carreteras principales que prácticamente están destruidas por causa del terremoto del 25 de Abril del 2015, la verdad que fue devastador, se destrozaron más de un 70% de los edificios, apenas tienen gasolina y la poca que hay está a precio de oro, 5 euros el litro, eso es una barbaridad y más para Nepal, apenas hay lo básico en alimentación y en los hospitales escasean las medicinas más elementales y para colmo solo tienen unas 5 horas de electricidad y no todos los días, es un verdadero kaos, a este kaos hay que sumarle la mala relación política y administrativa que tienen con China e India que quieren hacer de Nepal una provincia suya, al no ceder a la presión de estos dos gigantes, ambos países le cortan todo tipo de suministros como es la luz, combustible, gas, alimentos o medicinas.
Las carreteras no tienen señalizaciones, son de tierra, barro y piedras, solo hay asfalto en las inmediaciones de las ciudades pero con unos socavones que me recuerdan a los caminos de Bolivia.
Pues bien, ya sabiendo el estado de las carreteras me pongo a buscar una agencia de alquiler de motos para conseguir la Royal y localizo una que estaba flamante, apenas tenía 15.000 km (en Nepal no es tarea fácil encontrar vehículos en buen estado).
Con la moto, mapa, casco, cazadora, guantes y un poquito de ropa, me pongo en marcha rumbo Noroeste, dirección a Yiri que es donde se encuentra la antesala para ir directo a la montaña sagrada, “El Everest” ,donde haría ese recorrido el cual me llevaría varios días, ya que como he comentado, a los pocos kilómetros de salir de Katmandu el asfalto desaparece y la carretera se convierte en camino de barro, tierra y piedras con gigantescos abismos de cientos de metros que cuando te asomas ves la cantidad de coches y autobuses despeñados y destrozados. En esos momentos me vino a la cabeza la carretera de la muerte en Bolivia, o los caminos de Guatemala, la verdad que en Nepal todas las carreteras son de muerte y después del terremoto el hedor también es a muerte.Todo esto me sobrecoge un poco pero decido continuar porque estoy en los Himalayas, en la tierra donde las montañas tocan el cielo y una oportunidad así puede ser única en la vida….tengo que aprovechar para conocer sus pueblos y aldeas cueste lo que cueste, tengo que reconocer que hay momentos que tengo que parar y respirar ondo porque los lugares son sobrecogedores y muy muy peligrosos.
Los nepalis conducen como el “orto”, (palabra argentina) que en español significa como el “culo”, los conductores no respetan para nada lo básico en seguridad, los vehículos carecen de todo tipo de controles técnicos, las personas se suben en los buses como pueden sin respetar si hay niños, ancianos o mujeres… todo vale con tal de subirse para llegar a su destino, no es de extrañar que cuando tienen un accidente de trafico mueran tantas personas.
Todo a mi paso es pobreza, destrucción y desolación,pero sus gentes no pierden ni la calma ni la sonrisa, son muy hospitalarios dentro de sus humildes posibilidades. Dejas la moto con las llaves y el casco encima y nadie te roba nada, la verdad que son un ejemplo , en varias ocasiones he compartido mesa y mantel con diferentes familias donde la comida diaria es arroz y verduras un día sí y otro también. La verdad es que la gran mayoría de gente que he conocido no es que fueran humildes, es que no tienen una fruta que llevarse a la boca, un simple y básico trozo de pan, no conocen el sabor del chocolate ….. pero aún así lo poco que tienen lo comparten. En una ocasión fui invitado por una maravillosa familia, a pasar la noche en su humilde casa, invitación que con mucho gusto acepté, dicha casa parecía olvidada de la mano de Dios donde por supuesto, no tenían electricidad, ni agua potable ni siquiera una cocina de gas donde poder calentar la comida, utilizan leña que recogen del monte o incluso el propio estiércol de la vaca. Es de noche y cenamos arroz con algo parecido a espinacas y un poco de leche recién ordeñada de la vaca que dormía en el establo de al lado, fue unas de las noches mas largas de todos los viajes que he realizado en mi vida, tuve que permanecer todo el tiempo con la linterna encendida porque los ratones y otras alimañas campaban a sus anchas por la habitación, la cual no tenía paredes ni puertas, lo que me separaba de mis anfitriones era una simple cortina, hay que tener en cuenta que estas pobres gentes viven todos en una o dos habitaciones que ademas las utilizan como cocina, cuarto de estar, dormitorio, almacén y granero a la vez. A la mañana siguiente, cuando estaba amaneciendo, el frió era tan intenso que no pude permanecer durante más tiempo en mi camastro y entonces decidí ir recogiendo el poco equipaje que llevaba. Lógicamente, para lavarme nada de cuarto de baño y mucho menos agua caliente. Puedo aseguraros amigos que el 90% de la gente que vive en Nepal viven de esta manera, deciros, que en algunos de los hoteles que he dormido el baño era un lavabo mugriento y un agujero en el suelo para hacer tus necesidades del cual alguna vez que otra salia alguna rata.
Si tengo algo que destacar de los habitantes de este remoto y encantador país, es la generosidad, la bondad, la humildad, la simpatía y el buen corazón que poseen, la mayoría de estas personas son de religión Hindú y Budista.
Voy a hacer un pequeño “apunte” sobre un tema que para mí es muy indignante y doloroso, y es el siguiente: cerca de 10.000 niñas desaparecen al año siendo secuestradas para venderlas en India o en países Árabes (no digo más).
Mi recorrido hasta llegar a Yiri fue como si hubiese estado sentado en una butaca de cine de los años 40, aunque creo que me quedo corto en el tiempo, todo es muy arcaico, más bien todo es muy primitivo, es como ver una película donde tú eres el protagonista y sientes vergüenza de ti mismo por vivir como vivimos y quejarnos de cosas ínfimas cuando estas viendo a niños comiendo cáscaras de naranjas y bebiendo aguas contaminadas de riachuelos, duermen entre los plásticos en chabolas y se asean en los ríos de aguas heladas porque no tienen cuartos de baño, , ¿creen ustedes que toda esta miseria se puede plasmar en una foto o en una de esas estúpidas cámaras que ahora llevamos hasta para ir a tomar café?, ¿acaso se puede grabar el olor putrefacto que a estas gentes les rodea y conviven cada entre ellas?, ¿acaso se puede grabar su dolor por no tener nada para poder dar de comer a sus hijos? Amigos hay que estar aquí para sentir lo duro, difícil e injusto que es para esta buena gente vivir como viven, mientras la mitad del planeta están tirando comida o haciendo dietas, esta gente no tiene ni comida ni medios para salir adelante, nos hemos vuelto locos…..
Durante todo mi recorrido no he visto ni un solo vehículo de ninguna ONG, donde si los ves es en Katmandu o “ciudades importantes”.Las autoridades van con coches de más de 80.000 euros rodeados de sus escoltas, mientras su país está sumido en la pobreza y la miseria…. siento rabia e impotencia por todo lo que veo a mi paso,casi un año después del desastre en estas zonas aún están esperando esa ayuda que tanta falta hace.
Mi llegada a Yiri es bien entrada la noche, llego a la plaza del pueblo y en unos minutos me encuentro rodeado de gente curiosa que no entienden como un loco se puede aventurar por esas horribles carreteras en una moto, aquí en Nepal la Royal Enfield es tan considerada como la Harley en USA y no es de extrañar que cause sensación y curiosidad.
Enseguida busco un sitio donde dormir, este sería el Hotel Everest, todo muy humilde, más o menos limpio, me preparan algo de cena que no sé muy bien de que se trata y que apenas puedo digerir, dormí con mi traje de moto ya que el frío era insoportable pero al recordar que fuera había mucha gente que dormía sobre unas tablas con unos escasos plásticos como refugio, me sentí muy mal.
A la mañana siguiente me acerco hacia la ventana que tenía unos trapos mugrientos a modo de cortinas, corro los trapos para ver el paisaje y me encuentro con un pueblo con casi todas sus casas destruidas y las poquitas que quedaban en pie estaban muy dañadas.
Desayuno, revisó la moto y me hago con algo de gasolina en dos botellas de plástico para llevar de repuesto, la moto solo carga 16 litros y gasta como si fuese un formula uno, en realidad el consumo es de unos 8 litros a los 100 Km pero la mayoría de los trayectos se hacen a 20 o 30 Km/ h, son caminos complicados, la falta de mantenimiento hace que la ruta se complique más y más, alguna vez te encuentras un grupo de obreros con picos y palas para retirar los escombros, nada de maquinaria, el cruzar un badén se convierte en una odisea por la gran cantidad de piedras que el agua arrastra a su paso.
En una de las subidas que hago hacia una colina diviso a lo lejos lo que podría ser El Everest, os recuerdo que 9 de las 14 montañas más altas del mundo se encuentran en este pequeño país y todas parecen ser la montaña Sagrada, mi intención es acercarme lo más cerca posible y para ello lo que hago es coger caminos y veredas sin señalizar, la única referencia que tengo es la visual y mi brújula, muy de tarde en tarde me encontraba con alguien en el camino, en mi trayecto cruce varias aldeas Jugu, Singati, Kshetrapa, Mainapokhari, Gathi, todos los caminos para poder alcanzar mi meta eran auténticos caminos intransitables y empecé a darme cuenta que me sería imposible lograrlo, lo intente con todas mis astucias, ganas y esfuerzo, pero la naturaleza en esta ocasión pudo conmigo y con mis deseos, me acerqué lo más que pude a su base pero la montaña Sagrada que todo el mundo venera “El Everest” en esta ocasión no permitió que pudiese ver su cima ya que siempre estuvo oculta tras las nubes, pero sí pude percatarme de su inmensidad y de lo pequeño que te sientes cuando estás rodeado de montañas que tocan el cielo….
La moto se porto muy bien, no es la moto adecuada para este tipo de terreno y si le añadimos los desprendimientos de tierra del terremoto, las pésimas carreteras que en su mayoría se convertían en simples veredas de paso de animales creo que el comportamiento de la Royal fue más que excelente… fue mi compañera durante todo el “paseo“…. tengo que reconocer que ni la mejor de las trail me hubiesen podido llevar a mi destino, por lo que al final me pasó factura el pensar que la moto era casi irrompible…, rompí la cadena, el piñón y la corona quedo hecha trizas, pero aun así tuve mucha suerte ya que fue en una carretera principal y aunque aquí no esperes llamar a una grúa y que aparezca y más en las condiciones que tienen en estos momentos las carreteras, pasó como una hora cuando aparece un moto-carro y gracias a Buda pudimos transportar la Royal hasta la siguiente población que supuestamente hay de TÓ pero que en realidad no hay de NÄ…..llegamos a un taller donde yo solo veía mugre y mucha grasa y entre toda esa suciedad me doy cuenta que hay un mecánico totalmente mimetizado con su taller, era increíble cómo estaba aquello….por fortuna después de unas horas pude transportar a mi compañera ahora bautizada por mí como la “Royal Cabra“hasta la siguiente ciudad donde por fin a la mañana siguiente nos pusimos de nuevo en marcha para seguir recorriendo este maravillo país el cual resulta muy duro para vivir y para viajar.
Después de varios días de penalidades, tramos complicados y alguna caída sin consecuencias destacables, llego a la población de Yuk, una pequeña aldea situada al Sur-Este de Nepal. De Yuku me dirijo hacia la capital, Katmandú. En estos casi 15 días hice un recorrido de 2458 Km con un consumo de 190 litros, el tiempo ha sido fresco, durante la noche la temperatura era de menos 5º la visibilidad para ver las cumbres era nula, la lluvia formó parte del “paseo” en varias ocasiones, la verdad que no ha sido fácil, sé que ha resultado el viaje más duro hasta el momento pero me iré de Nepal fascinado por su gente, su cultura, sus grandiosas montañas, sus ríos bravos, por ser la primera vez que viajo a un país asiático y sobre todo por ser un país extremo en todos sus aspectos. Tengo que deciros que Nepal me ha enganchado de verdad, asistí a una misa budista y me sorprendió lo buena que es la gente y como a pesar de tener un país destrozado por el tremendo, la gente te sonríe y trata de ayudarte cuando lo necesitas, me he dado cuenta una vez más que debemos y tenemos que aprender mucho de estas personas que habiendo perdido todo aún tienen fuerza para seguir adelante.
Dar las gracias a mi familia y amigos por estar ahí apoyándome, a dos amigas que hicieron que este viaje se pudiera llevar acabo, a mis interpretes Rakchia y Exmarika, a las familias que me han acogido en sus casas y me trataron como uno más, a las personas que de forma individual y desinteresada me animaron a que pudiera continuar con mi camino, me enseñaron que con calma, paciencia, esfuerzo y fé consigues tus sueños y llegas a tu destino.
Javier Pérez.