2010 Brasil


SEXTO VIAJE POR SUDAMÉRICA.

2010introEstimados amigos. Todo está preparado para regresar de nuevo a Sudamérica. En esta ocasión, regreso a Brasil para completar el recorrido que inicié en 2009. Además, entre mis planes está recorrer Bolivia y Paraguay, en lo que supondrá el viaje más largo de los que he realizado hasta el momento: 52 días y cerca de 28.000 kilómetros.Este es, a grandes rasgos, el itinerario previsto (en negrita, los lugares donde, a buen seguro, habrá descarga de adrenalina a tope):ARGENTINA: Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, Ciudad del Este. BRASIL: Foz do Iguazú, Cascavel, Maringá, Sao José do Río Preto, Goiânia, Brasilia, Paraiso do Tacatins, Araguaína, Imperatriz, Acailandia, Santa Lucía, Itapecuru Mirim, Chapadinha, Sao Luís, Capanema, Castanhal, Belém, Tailândia, Aldeia, Altamira, Ruropolis, Santarém, Ruropolis, Itaituba, Apuí, Humaitá, Manaus, Humaitá, Porto Velho,Guayaramerín (frontera). BOLIVIA: Riberalta, Rurrenabaque, Yucuma (carretera de la muerte), Coroico, La Paz, Oruro, Cochabamba, Santa Cruz, La Herradura.PARAGUAY: Filadelfia, Asunción, Formosa (frontera). ARGENTINA: Resistencia, San Miguel de Tucumán, Córdoba, Buenos Aires (fin de ruta).

 

 

ENTREVISTA EN MARISKAL ROCK RADIO, 13 de octubre de 2010 (avanzar con la barra de desplazamiento hasta el minuto 16’28”)

 

Jueves 21 Octubre 2010. Un año más he viajado desde Sonseca (Toledo) hasta Buenos Aires. Después de un largo vuelo, he llegado a la capital Bonaerense donde, como ya es “habitual”, me recibe mi amigo y gran profesional, Mariano Calderón, con quién comparto agradable cena e irremediablemente, a pesar de ser casi media noche, me lleva hasta la protagonista de este ya sexto viaje por Sudamérica.Encuentro una espectacular Honda Transalp 700 preparada perfecta y minuciosamente, lista para iniciar mañana viernes a primera hora mi aventura de este año. Excelente trabajo Mariano.Tan solo tengo que acoplar el mucho y pesado equipaje -fundamentalmente herramientas, repuestos y botiquín- a la flamante moto y comenzar a devorar, degustar, saborear, paladear… los muchos kilómetros que tengo por delante.El itinerario previsto que tenéis en la página de inicio es solo orientativo. En cualquier momento pueden surgir problemas de cualquier tipo que me hagan cambiar un tramo… o incluso toda la Ruta. Ya sabéis, la aventura es la aventura!

Ya desde el principio, advierto a todos los posibles seguidores-lectores de este nuevo reto personal, la dificultad que tendré a la hora de escribir crónicas. Será un viaje largo y duro. Muchos kilómetros cada día dónde, a buen seguro, encontraré paisajes y gentes fascinantes. En definitiva, las muchas vivencias -unas más favorables que otras-  harán de mí una persona agotada al final de cada jornada. Me consta que hay muchos familiares y amigos pendientes de novedades. A todos ellos, mi agradecimiento más sincero.

Como ya sabéis, mi moto tiene nombre: Margarita. Este año, como veréis en las fotos, es de color dorado, por lo cual, en un momento parto de Buenos Aires con mi particular Rubia y un objetivo prioritario: cumplimentar la ruta que, dada la inmensa extensión del país, el pasado año no pude terminar.

Así pues, ha llegado la hora de la salida, espero tener suerte y poder contaros dentro de casi dos meses mi llegada con la misma alegría y emoción que siento en estos momentos.
Javier Pérez.

Domingo 24 Octubre 2010. El cuentakilómetros marca 1.810 kilómetros. Escribo ya desde tierras brasileñas, concretamente desde la ciudad de Cascavel, provincia de Paraná.

Nada más salir de Buenos Aires, decidí cambiar la ruta de salida anunciada por la parte Argentina y sin dudar tomé la BR-14 para ir directamente hasta Santo Ángelo (Brasil) con el expreso deseo de encontrarme con mi gran amigo Gilson, quien ya el pasado año me recibió con exquisita hospitalidad.

Con el Río Paraná continuamente a mi derecha, transcurrió mi primer día de ruta, por cierto nada aburrido, la Rubia me tuvo entretenido con dos pinchazos en la rueda trasera. Desvío en  Santo Tomé y tras pasar la frontera de El Hormiguero y sortear los cientos de enormes camiones allí estacionados, encontraba ya  tierras brasileras. De inmediato, la ciudad de Sao Borja (Renan Bauer y esposa, Mari os deja saludos) desde allí, la BR-285 con  intenso tráfico, me llevó directamente a Santo Ángelo (provincia de Río Grande Do Sul) dónde me esperaba Gilson con un rostro emocionado, al igual que el mío, por el encuentro. Sin duda, una de las mejores cosas  -si no la mejor- que tienen estos viajes, es que conoces a personas encantadoras, excepcionales. No tengo palabras para describir el cariñoso recibimiento que me tenía preparado mi amigo, su familia, sus amigos… Sinceramente, tendría que escribir varios folios para contar las numerosas atenciones que allí recibí continuamente por parte de todos. Si el recibimiento fue espectacular, no lo fue menos la despedida. A la mañana siguiente, tras un fuerte abrazo que sellaba nuestra amistad, Gilson con su moto encabezaba una pequeña comitiva de los Brazil Rider’s quienes, con suma amabilidad, me acompañaron  hasta salida de la ciudad, resultando una despedida de lo más emotiva.

Con un hasta siempre, me alejo enfilando la BR-392 y tras varios cambios de carretera, y 674 km.la BR-163 me deja en Cascavel, ya provincia de Paraná. Mi mayúscula sorpresa al ver que amigos de Gilson de esta ciudad, aguardaban mi llegada. No tengo palabras. Esta gente es realmente encantadora.

Por el momento, esto es todo. Solo añadir que al contrario del pasado año, Brasil me ha recibido con un tiempo magnífico. Cruzo los dedos para que continúe así al menos por varios días, eso facilitaría muy mucho mi trayecto al Norte del país.

 

Lunes 25 Octubre. Después de 787 km. llego a Sao José do Rio Preto, ya en el estado de Sao Paulo. Nuevo encuentro con los siempre hospitalarios miembros del Rider´s Brazil quienes me facilitan un contacto con amigos en Brasilia.

El Martes 26 salgo por la BR-153 y tras cruzar el Río Grande, entro en el Estado de Minas Gerais,  y cruzando por ciudades como Prata e Itumbiará, toca turno al siguiente Río, el Paranaiba.

Entrando ya en otro Estado, el de Goias, paso por Goiânia, y en Anápolis hago parada para telefonear a los amigos que esperan mi llegada en Brasilia. Lamento no poder acercarme hasta la capital de Brasil. La información proporcionada era que sólo me tenía que desviar unos 60 kilómetros para llegar hasta dicha capital, pero compruebo que el dato es erróneo, son muchos, bastantes más de 60 y esta visita me supondría casi dos días de retraso sobre mi ruta marcada.

En repetidas ocasiones telefoneo a los amigos que allí me esperan, pero no tengo suerte de contactar. Incluso pido ayuda a una persona por si no tecleo bien el prefijo o marco mal… finalmente desisto con la idea de que el número que tengo es erróneo.

Amigos de Brasilia, seguro que tendremos ocasión de compartir una agradable cena. Gracias a todos por vuestro interés.

Continuo por la BR-153, llegando al final del día y tras cerca de  800 km. a Jaraguá, donde me hospedo en el  Boa Vista Park Hotel. Una vez más intento contactar con los amigos de Brasilia, pues me consta que esperan mi llegada. Tras varios intentos y  apenado por no poder hablar con ellos, dejo de marcar el número convencido de que es erróneo. Por lo demás, día de calor  y  una sorpresa anunciada: las primera lluvias….

 

primera_semana_pJueves 28 Octubre. La meta marcada para el día de hoy era Imperatriz, ciudad del Estado de Maranháo. Y aquí estoy, con un importante agotamiento físico, pero, finalmente después de unos 800 km., llegué.

Instalado en el Schalom Hotel de esta importante ciudad y después de un duro y mojado día a mis espaldas, trataré de concentrarme para contaros lo acaecido desde mis últimas anotaciones, que según veo, las hice en Jarajuá.

Bien, en realidad, hay poco que contar ya que en mi afán por cruzar sin pérdida de tiempo de Sur a Norte este enorme país, las únicas paradas que realizo son las obligatorias para repostar combustible.

Sé que soy muy repetitivo con lo de enorme país, pero amigos, si ya es grande cuando lo ves en el mapa, ni os cuento lo que significa cruzarlo en moto por la BR-153.  Se hace eterno… sobre todo teniendo en cuenta mis deseos de llegar cuanto antes al Norte.

Prácticamente se cruza el país en una sola recta. Kilómetros y kilómetros por terreno llano hacen que las rutas del día a día sean pesadas e interminables, más aun si, como en el día de hoy, la lluvia torrencial está presente desde la salida.

Ayer miércoles 27, pasé la noche en Palmas (Estado de Tocatins). Si algo puede romper la monotonía de la que os hablaba, son los pensamientos durante los largos trayectos y desde que entré en Brasil, tengo la suerte de iniciar la ruta del día con los emotivos recuerdos que me voy llevando de cada lugar dónde, hasta ahora, he pasado la noche.

Os cuento: llegué a Paraíso Do Tocatins con un número de teléfono facilitado por mis amigos del Brazil Rider´s y con intención de dormir allí. Tras varios intentos, por fin  localizo a esta persona, pero para el encuentro, me tengo que trasladar unos kilómetros por la TO-080 hasta Palmas, bonita ciudad enclavada en una de las partes más anchas del Río Tocatins, donde tengo otro caluroso recibimiento por parte de mi, ya amigo, Carlos Arthur. Finalmente paso allí la noche. Gracias por todo amigo, ha sido un placer encontrarnos.

Hoy en la salida, al regresar a la consabida e interminable BR-153, iba centrado en estos pensamientos de los cuales os hablaba, haciendo un hueco para el breve pero agradable encuentro de la pasada noche, cuando me he topado con una imagen verdaderamente fascinante: el Río Tocatins absolutamente esplendoroso.

No sabéis la sensación tan agradable que he tenido al cruzar con mi moto ese puente de casi 12 kilómetros de longitud  sobre unas aguas de colorido especial, supongo que por el día gris y la torrencial lluvia del momento.

 

palmas

Con esta bella imagen en la retina, he continuado con la idea de hacer noche en Imperatriz. Sinceramente, tenía dudas de llegar al destino marcado. Era mucha distancia, que unida al intenso y complicado tráfico –camiones por doquier-  y la fuerte lluvia que finalmente he soportado durante todo el día, no ha ayudado en absoluto a llegar a la meta de hoy.

Tan solo una parada en el camino que menciono por lo curioso del nombre: Barrolándia. Sí amigos. Así se llama el pueblo que, aseguro y afirmo, hace honor a su nombre, al menos en un día de copiosas lluvias como  hoy.

En la ciudad de Araguaina  he abandonado ¡por fin! la BR-153 . Tras unos kilómetros por la BR-226, entro en la BR-10 que me ha traído a esta bonita y por lo que veo, próspera ciudad llamada Imperatriz, creo que la segunda más importante en tamaño del Estado de Maranhao.

Tengo lógica preocupación por las malas noticias climatológicas que me llegan de la zona de Belém. Al parecer, por aquellos lugares no se puede transitar ni tan siquiera con cuatro ruedas. Voy a buscar información más precisa, y a cenar… que estoy hambriento.

A partir de mañana, si todo va bien, entro ya en lo que se puede llamar “el verdadero inicio de mi viaje”.
Espero poder contaros muchas cosas interesantes…

 

rumbo_a_sao_luis_8_pViernes 29 Octubre. ¡Por fín llego a Sao Luis! En este punto geográfico doy por terminado el ascenso de Sur a Norte de Brasil. Desde que comencé el viaje el pasado día 22 en Buenos Aires hasta este momento, la Rubia y yo hemos hecho 5.174 kilómetros. La ciudad, capital del estado de Maranhao tiene como principal  atractivo una rica arquitectura de estilo Colonial. En su gran centro histórico se pueden ver llamativas fachadas cubiertas por azulejos portugueses de vistosos colores. También es conocida por ser la Capital del Reggae, de lo cual, os aseguro, no cabe ninguna duda. Me hospedo en la Posada  Los Leones, donde la moto se ha guardado por insistencia de quién me ha recibido, en el segundo perímetro de seguridad.

Hoy ha sido un día duro. He llegado con barro hasta en los dientes –acompaño fotos- y conducir con estas condiciones me hace estar cansado. Mañana más…

Sábado 30 Octubre. Muy temprano he salido de Sao Luís con dirección al pequeño pueblo de Barreirinhas. He decidido no entrar en la  MA-110. En su lugar, no he dudado en tomar un pequeño y  precario camino que me llevaría por unas diminutas aldeas. Esta decisión ha servido para tener el primer contacto con, digamos, el Brasil más profundo, lo cual me ha llevado a departir por unos momentos con algunos de sus escasos habitantes, sobretodo niños que, según podéis ver en las fotos, me recibían con cara sonriente.

rumbo_a_sao_luis_2_pEl día ha sido caluroso, 39 grados a las 3 de la tarde, pero una vez aquí, en Barreirinhas, al mismo borde del río y próximo al Océano Atlántico, la temperatura se torna más suave. Ya tengo posada para pasar la noche y también todo organizado para mañana Domingo 31, pasar el día en el Parque Nacional Lençóis Maranhenses.

Domingo 31 Octubre. Bueno, ya regresé del famoso Parque Nacional. Os cuento: empezaba el día con una agradable navegación por el Río Preguica que me conduciría hasta las dunas que forman el Parque Nacional Lençóis. Allí la Naturaleza sorprende con un paisaje exótico, idílico. Kilómetros y kilómetros de dunas que me hacen recordar mi reciente viaje al desierto de Marruecos, pero aquí, tienen una particularidad que hace bellísimo al lugar. Miles de dunas de blanca y fina arena, unas pequeñas, otras verdaderamente enormes, encierran dentro de si, a modo de lagunas, un agua cristalina que invita a un apetecible baño. A veces el tamaño es tan grande que forman pequeños lagos, aunque lamentablemente en el día de hoy están prácticamente secas, la vista es toda una gozada. Caminar por las dunas se hace dificultoso, por lo cual, gran parte del recorrido lo he hecho en un vehículo 4 x 4, con el que he llegado hasta un lugar llamado Caburé, tan pequeño que ni figura en mi mapa. Sin palabras. La ausencia casi total de turistas hace sentir que has llegado a uno de los pocos lugares aun vírgenes del Planeta.

Se trata de una especie de prolongación del terreno que se adentra en el Océano,  con Faro incluido, dónde el paisaje literalmente me ha dejado atónito, enmudecido. Conozco a más de un amigo que, sin duda se hubiese quedado allí el resto del viaje, pero, mis aventuras van por otros derroteros… así que diciendo adiós al paisaje de postal, he regresado de nuevo por el río y después de una típica –y rara- cena, aquí estoy  terminando de escribir lo que ha sido un maravilloso día.

 

embarque_sao_luisLunes 1 Noviembre. Hoy el día sólo ha sido de rodaje. Esta mañana temprano he regresado a Sao Luís para embarcar con la moto y de ese modo cruzar la Bahía Sao José. Durante el agradable trayecto he conocido a unos simpáticos chicos del cercano pueblo Santa Helena, quienes fascinados por mi viaje, me invitan a cenar en su casa. Sin embargo, después de parar para una necesaria revisión en la moto, el encuentro no ha podido ser y estoy hospedado en el Hotel Verdes Campos de un pueblo llamado Pinheiro.

Mañana Martes, si todo va bien, llegaré a Belém, dando así por terminado mi recorrido por la cornisa Norte de Brasil. Será entonces el momento de iniciar el recorrido más deseado por mí para este viaje. No sé lo que me aguarda  en los próximos días. Espero tener suerte y poder disfrutar con el trayecto tan sumamente atractivo que tengo por delante, aunque todas las noticias que me llegan sobre el estado de la Transamazónica son poco alentadoras. Muchos de los tramos previstos inicialmente se encuentran en un malísimo estado a causa de las lluvias, por lo que tal vez necesitemos “improvisar” alternativas…

 

Del 3 al 6 Noviembre. RESUMEN RUTA BELEM-SANTAREM

Amigos, he decidido hacer un breve resumen de lo acaecido desde mi última crónica, ya que contar detalladamente todo lo vivido en estos últimos días sería demasiado extenso.

amazonas_tapajosEscribo desde Santarém, pequeña ciudad del Estado de Pará, enclavada a medio camino entre Belém y Manaos, o sea, en el corazón de la Amazonia  Brasileña. Las impresionantes vistas que tengo en estos momentos, dan fe de ello. Si miro a mi derecha, veo el IMPONENTE  Río Amazonas, de color azul-grisáceo por la fuerza de su gran caudal y si miro a la izquierda, veo las oscuras aguas del no menos imponente Río Tapajós. Precisamente, la unión de aguas de ambos ríos con diferente colorido en este punto, es uno de los principales atractivos que ofrece esta ciudad.

Vamos por partes. El martes 2 de Noviembre al medio día, llegué a Belém, peculiar ciudad con vertiginoso trasiego en sus calles que, ¡cómo no!, me recibió con una auténtica y genuina tormenta tropical.  Una vez vista la ciudad continué el camino en busca de la mítica carretera Transamazónica. Así pues, tomé la BR-316 que me llevó hasta la cercana Guajará-Miri y en el momento de cruzar el Río Guamá, me dije: vamos a por ello! Sabía que en ese instante iniciaba un nuevo reto personal y nada se presentaba a mi favor.

La descarga de adrenalina comenzaba… no en vano, iba directo al corazón de la selva con una meteorología totalmente adversa, con noticias nefastas sobre las condiciones de los caminos, zonas despobladas, el teléfono por satélite con dificultades de cobertura, etc. Recordad que viajo solo y en una moto…todas estas cuestiones son razones de peso para pensar en continuar, pero quienes me conocen bien, saben que ni me lo planteé.

El serpenteante y curioso cauce que tienen aquí los ríos me obligaron a cruzar en repetidas ocasiones el Guamá, el Acará, el Mojú,  algunos de ellos en pequeñas balsas, siendo Tailandia la primera población que encontré después de muchos kilómetros recorridos.

A La Posada del Río Quente, en la localidad de Goianésia Do Pará, llegué después de 610 Km. infernales y un notable cansancio físico, pero al día siguiente tras la OBLIGATORIA y NECESARIA revisión diaria a la moto proseguí mi marcha. De nuevo topé con el Río Tocatins, siendo, si cabe, aun más espectacular su cruce que la vez anterior por el enclave donde han construido su paso. Adjunto detalle del mapa para que veáis por qué lugar tan especial atravesé este Río.

tocatins

No tardé en llegar a Novo Repartimento, la ciudad era el punto clave para entrar ¡por fin! en la BR-230, o sea, en la Transamazónica. Esta controvertida carretera de tierra, como su nombre indica, cruza a modo de sangrante brecha la Amazonia en su totalidad de izquierda a derecha, su longitud total es de 4.000 kilómetros. Para que os hagáis una idea, en Europa uniría Lisboa con Moscú.

Como podéis imaginar, impone y mucho rodar por ella, lo cual empecé a hacer con cierta preocupación, ya que la información que me pasaron los pocos camioneros que encontré en Novo Repartimento, era que estaba intransitable a partir de Altamira.

Por tanto, no había tiempo que perder, el día amenazaba lluvia y había que avanzar todo lo posible hasta llegar a Altamira. Tras pasar por los dos únicos poblados existentes, Pacajá y Anapu ,  y cruzar el Río Xingu, logré llegar al objetivo marcado, eso sí,  tanto La Rubia como yo llegamos después de 11 interminables horas de viaje, varias caídas y teñidos de marrón… pero llegamos afortunadamente “enteros” el 4 de Noviembre, alojándonos en el Dallas Hotel de Altamira.

Era consciente de que si llovía, no podría avanzar… ni retroceder. Por lo cual, al día siguiente, si no llovía, pese al agotamiento físico, había que madrugar para intentar llegar a Rurópolis. Por suerte, en el largo trayecto había tres pequeñas poblaciones: Brasil Novo, Medicilándia y Uruará, eso daba cierta tranquilidad, pero de poco sirvió, ya que una vez llegado a Urará, ya no se podía avanzar. La única opción que tenía para salir de allí y poder continuar el viaje era llegar a Santarém por un estrecho camino a través de la selva que me indicó un ¿fiable? vecino de la localidad.

Sabía que era arriesgado y que “me la jugaba”. A la moto no le funcionaba el cuadro de datos, es decir, ni cuenta kilómetros, ni velocímetro, ni indicador de gasolina. En los mapas ni siquiera figura tal camino, pero no tenía otra opción. Así que llené todos los tanques de combustible, calculé sobre mi mapa más o menos la distancia que podía haber -¿400 km.?-  y dando una palmadita a la moto dije: allá vamos!!!

LOCURA_URUARAAmigos, nunca mejor dicho, la aventura es la aventura!!! Me encontraba atravesando la selva por un estrecho camino de tierra sin compactar, sin saber si tendría que pasar la noche en medio de la nada, y con ausencia total de indicaciones, lo cual me hacía dudar si entrar o no por alguna que otra vereda que encontraba a mi paso.

En medio de una increíble y espesa vegetación, mirando continuamente al amenazante cielo, con 42 grados de temperatura y rezando para que la moto no se parara, fui avanzando expectante por la cantidad de reptiles y otros “animalitos” que se cruzaban por el camino -aseguro que no dañé a ninguno-.

Alguna que otra cabañita -¿abandonadas?- aislada en el borde del camino fue el único signo humano que vi. Con ese panorama, imaginaros la alegría que sentí al adelantar el único coche que encontré durante todo el recorrido…

Finalmente, la brújula me trajo correctamente hasta Santarém. Cuando divisé las primeras casas, detuve la moto y respirando hondo dije ¡lo hemos conseguido! Sólo en ese momento fui consciente de la tremenda aventura que terminaba de realizar. Una vivencia personal irrepetible, fascinante, increíble… para no olvidar.

Una vez finalizado el tramo Belém-Santarém, quiero destacar, con suma tristeza, la apreciable deforestación  de lo que se supone “el pulmón del planeta”. Ha habido días que el humo ambiental me dañaba los ojos. Aunque la extensión es sumamente grande, los incendios por varias zonas, sin ser visibles, sí eran patentes. Una verdadera lástima que ni tan siquiera el corazón de la Amazonia quede inmune al brazo destructor humano.

Una vez en Santarém, alojado en el Hotel Mirante, toca descansar y hacer una profunda revisión a la moto. Mañana me desplazaré hasta la cercana y exótica población de Alter do Chao. Aquí hay mucho por ver, así que me despido no sin antes agradecer muy sinceramente a los amigos y desconocidos los muchos mensajes de ánimo que recibo. Gracias a todos.

 

Del 6 al 14 Noviembre. RESUMEN SANTARÉM-MANAOS.

De nuevo con vosotros para contaros mis intensas vivencias de la pasada semana, o al menos intentarlo…

Los últimos ocho días han sido muy intensos. Sumamente intensos. Aquí “no se viene todos los días”, por lo cual, hay que organizarse para aprovechar bien el tiempo. Según os contaba en la pasada crónica, me trasladé a Alter do Chao. La mayoría de vosotros os preguntaréis ¿y eso qué es? … perfectamente os podría responder: el paraíso.

Alter do Chao es una pequeña y aislada localidad bañada por el imponente Río Tapajós, situada a treinta kilómetros dirección Sur de Santarém. El lugar está como poseído por una especie de magia especial que te atrapa nada más llegar. Os aseguro que es tal la belleza de este enclave que el lugar parece irreal, increíble… pero lo que sí era muy real es que hasta allí había llegado con mi moto (no creáis, este hecho también me parecía irreal!!!) y sin pérdida de tiempo, busqué un guía dispuesto a adentrarme en la selva.

Tan sólo unos minutos después de la llegada, mis deseos obtuvieron una respuesta demasiado golosa para ser rechazada: pasar casi seis días en un barco bordeando las deslumbrantes costas del Río, con numerosas paradas en puntos estratégicos y largas caminatas a través de la selva que me permitirían descubrir fauna, vegetación e incluso dormir varios días en plena selva.

Por supuesto, no lo dudé ni un instante. En media hora ya tenía la moto a buen recaudo en la Pousada Muiraquita y acto seguido me subía en un barco de película que, finalmente, me llevó durante casi una semana a vivir una auténtica y genuina aventura Amazónica repleta de experiencias FASCINANTES.

Durante ese tiempo, cambié la polvorienta y embarrada carretera de los últimos días por el majestuoso Río Tapajós de rara belleza y aguas transparentes.

Bordeando la costa pasamos por paisajes de todo tipo. Solitarias playas cuya fina y blanca arena contrastaba fuertemente con el inmediato fondo verde intenso de la espesa vegetación.

También nos adentramos en varios igapós, que son una especie de bosques inundados cuando sube el nivel del río… todo un espectáculo.

Después de unas cuatro horas de navegación, llegamos a la Floresta Nacional do Tapajós. Allí comenzó una caminata de varias horas que nos permitió adentrarnos en el corazón de Selva, donde permanecimos durante más de dos días … y lo que es más impresionante: con sus noches, el mejor momento para sentir y oír la selva Amazónica en toda su grandeza.

Imaginaros las sensaciones que tuve durante ese tiempo. ¿Lo más impresionante?… TODO!!!.  Si he de destacar algo, sin duda sería el anochecer en la Selva. Es una experiencia única… Resaltar el estremecedor rugido de los macacos en la oscuridad…es increíble, están al lado, ahí mismo… y no los ves…

Después de casi tres inolvidables días, tocaba caminata para regresar al barco. En un marco incomparable montamos una agradable cena a base de raro y exquisito pescado del mismo río – aseguro que no provenía de MercaMadrid-  A la mañana siguiente, navegamos río arriba, y tras cruzarlo, llegamos al Río Arapiuns. Más de lo mismo, o sea, las maravillas de la Naturaleza no dejan de sorprender por donde mires…

Llegaba el momento de poner punto final a unos días en los que la meteorología no se portó del todo mal conmigo, y volver a Alter do Chao. Tenía que tomar el barco Santarém- Manaos que zarpaba en unas horas, justamente el viernes 12. Si lo perdía, tendría que esperar unos días, ya que el servicio no es diario. Sin tiempo que perder, recogí la moto –ya la echaba de menos- y me marché hasta el Puerto de las Dacas, en Santarém. Allí pesaron la moto, -301 kg.- y  observando que la mayoría de los pasajeros portaba una especie de hamaca para dormir las próximas dos noches, opté por contratar un camarote individual, con la idea de tener más intimidad.

Lo que no contaré es cómo y de qué forma logramos entrar la moto en el barco…seguro que no me creeríais, pero, por suerte, tengo todo el proceso recogido en fotos…

Tras muchas horas de espera y 34º de temperatura, La Rubia y yo nos encontrábamos ¡por fin! en un abarrotado barco donde todo tenía cabida y rumbo a Manaos, con paso por Obidos, Juruti, Parintins e Itacoatiara y llegada prevista para el domingo 14 Noviembre.

Así pues, me encontraba nuevamente  en otra gozosa y apasionante navegación, esta vez muy especial, nada más y nada menos que por el mismísimo Río Amazonas. ¡Qué os puedo decir! Se trata del Amazonas, el río más caudaloso del mundo – 200 millones de litros por segundo-, aunque este dato es importante, lo verdaderamente transcendente es el enclave por el que serpentea.

La primera etapa del viaje transcurre bordeando el margen izquierdo, casi rozando la Floresta  Amazónica, del Estado do Pará, llegando en un determinado punto a pasar al Estado do Amazonas.

Las curiosas y caprichosas formas del cauce nos han llevado por anchas zonas que no permitían divisar la otra orilla -40 Km. en su parte más ancha- sin embargo, al momento entrábamos en pasos sumamente estrechos, donde se aprecian más las poderosas corrientes  – tal es la fuerza  que lleva, que en su desembocadura penetra 200 Km. en el Océano Atlántico-. Entre la espesa vegetación de las orillas, aparecían de vez en cuando otros ríos que con fuerza vertían sus aguas, engrosando aún más su caudal. El paso por cientos de pequeñas islas  agrupadas, con multitud de aves, me hacían  ver paisajes de autentica postal… y ya no me quedan palabras para describir las increíbles puestas de sol…

rio_negro

Ya en los últimos kilómetros, otra  –una más- vista impresionante. Como podéis ver en la imagen de satélite, la unión de las aguas del Río Negro –haciendo honor a su nombre- y las embarradas del Río Solimöes fluyen y conviven sin mezclarse durante un largo trecho, al parecer por tener distintas temperaturas  y velocidades, produciendo un asombroso espectáculo visual.

Eran las 12 del medio día de hoy Domingo 14, cuando el barco llegaba al  “puerto” de Manaos. Inmediatamente he pensado en la odisea que se formó en Santarém para lograr subir la moto en el barco…y viendo el panorama, no me he equivocado al pensar que bajarla no sólo seria una odisea, si no un auténtico problema… ¿os imagináis a cuatro hombres saltando entre las barcas con la moto en brazos…? Todo un sufrimiento para mí hasta la moto ha tocado tierra fierme sin daños ni zambullidas… Ver para creer. Por suerte, tengo fotos que demuestran la veracidad de lo que cuento.

Ya con ella en marcha, directamente me he dirigido al primer policía que he visto. Ansiaba tener información sobre la carretera que baja a Porto Velho. La respuesta es bastante clara: intransitable. También me dice que me puedo trasladar en un barco que sale dentro de … ¡una semana!. Me he asustado ¿una semana?, imposible, no puedo esperar tanto tiempo!!!.

Entonces me explica que hay un barco a  Manicoré y una vez allí, otro barco hasta Humaitá. Aún no sé lo que haré, tengo que mirar mapas y recobrar la noción del tiempo y del espacio.

Aquí en Manaos me hospedo en el Hotel Brasil, situado en la calle principal de la ciudad. Mañana es fiesta y estará todo cerrado, será buen momento para decidir la mejor manera de continuar el viaje. No obstante, consultaré otras opciones con David, un médico peruano residente aquí y al que conocí en Santarém. El chico me facilitó amablemente su número de teléfono tras mostrar mi interés por su trabajo y saber que soy socio de Médicos Sin Fronteras.

Sí amigos, aquí no todo es bonito y aunque mis crónicas no reflejen en algunos pasajes lo que realmente veo por algunos lugares, lo cierto es muchas personas viven el día a día en condiciones muy precarias. Pobreza, delincuencia, prostitución, suciedad… son habituales y que procuro no mencionar, entre otras cosas por no preocupar a la familia. Por todo esto, no es de extrañar que por ejemplo aquí en Manaos, todos los hoteles por donde hace un momento he pasado, estén custodiados con una fuerte vigilancia…

Lamento de veras no poder adjuntar fotos… la conexión –cuando la hay- es muy lenta y ya ha sido una suerte poder escribir esta crónica. Espero lograrlo lo antes posible.

Por último, quiero contestar a alguien que me dice con mucha gracia que este año no hablo de mosquitos… que si no los hay…amigo, convivir con los mosquitos y otras cosas ya es algo habitual. Creo que contesto a tu pregunta si te digo que dado su gran tamaño, a veces me detengo dudando si será un mosquito… o una gaviota!!!

Saludos desde Manaos, a 14 Noviembre 2010.

ENTREVISTA EN MARISKAL ROCK RADIO, 15 de octubre de 2010:

 

Del 15 al 19 de noviembre. RESUMEN MANAOS-HUMAITÁ.

¿Cómo estáis amigos? Aquí estoy de nuevo para contaros el último tramo del viaje por el Estado do Amazonas que, finalmente, al estar intransitable la carretera a Porto Velho, hice en barco durante cinco días por el Río Madeira.

Para ser más precisos, fueron dos barcos distintos los que tuve que tomar para llegar hasta Humaitá. Ya, pensaréis que el detalle de tomar uno o dos barcos en el mismo río no es importante… pero cuando se viaja  por estas aguas y en estos barcos con una moto, aseguro que es para preocuparse y temblar cuando llega el momento de cambiar la moto de barco…

Realmente, al estar casi una semana navegando, tengo poco que contar a nivel viaje-moto. Sin embargo, a nivel humano, podría llenar ciento de páginas contando mis vivencias (algunas de ellas realmente angustiosas) durante estos días.

Precisamente, una de las causas que me llevan a armar este tipo de viajes es el conocer y palpar in situ el día a día de sus gentes. Llegar a recónditas aldeas y detenerte para charlar, escuchar sus problemas, sus ilusiones, entrar en sus “casas”, comer su comida, ver cómo se ganan la vida… en definitiva palpar y compartir su realidad en persona, no a través de bonitos reportajes televisivos vistos cómodamente desde el sofá de casa o en folletos turísticos. Por tanto, estos largos días en el barco ha sido una buena oportunidad para conocer a gente de todo tipo, como por ejemplo y aunque suene a película, buscadores de oro.

Mucho no puedo contaros sobre Manaos. La magia y hechizo que encierra el nombre de la mítica ciudad, no es para nada acorde con la realidad. Según pude constatar, más bien se puede calificar como una lúgubre y descuidada ciudad, donde el caos de sus calles y muelles unido a la poca amabilidad de sus gentes, invitan a marcharse cuanto antes. En realidad, la ciudad en sí, tampoco me importaba mucho. Lo fuerte, pero fuerte, fuerte, está en sus alrededores, eso sí que impone e impresiona y mucho. No en vano Manaos se encuentra enclavada en el corazón de la Amazonia Brasileña, y aunque ya llevo 15 días inmerso en ella, no deja de sorprenderme.

Para que os hagáis una idea, la extensión de este Estado de Brasil es unas 12 veces la de España y según mis datos, posee el 20% del agua dulce del mundo. Aquí hay metidas unas 45.000 especies vegetales, más de 500 mamíferos, 2.000 especies de peces de agua dulce, más de 500 especies de reptiles, más de 15.000 especies de insectos… y más… y más… y más… Se dice que en una sola hectárea de selva, hay más especies que en toda Europa. Estar aquí impresiona. Uno se queda anonadado y se estremece cuando mira alrededor y se ve continuamente rodeado por esta exuberante vegetación y agua por todas partes, máxime para una persona que, como yo, viene de la llana y seca Castilla-La Mancha española.

Una vez en el río, llama la atención el gran trasiego de barcos grandes y pequeños. Y no es de extrañar, si tenemos en cuenta que la única vía de unión por tierra entre Manaos y Porto Velho está intransitable. El avión es otra opción, pero obviamente el barco es mucho más económico para el desplazamiento tanto de mercancías como de personas. Por tanto, este río es como una gran autopista  con un  peculiar ajetreo  constante de día y de noche.

Como os decía anteriormente, un primer barco me llevó desde un muelle de Manaos por el Río Madeira hasta el “puerto” de Manicoré, donde tocó vivir otro auténtico suplicio para cambiar la moto al barco que nos llevaría finalmente hasta Humaitá. Una vez allí, y con la moto milagrosamente a salvo en tierra firme, enfilé rápidamente por un corto trayecto de la BR-230 -la Transamazónica-, para tomar ya la BR-319 que me llevaría a Porto Velho. De esa forma entraba en un nuevo Estado, el de Rondônia, creo que el noveno que visito en los treinta días que finalmente he estado por este inmenso Brasil.

Dado que en la última semana la comunicación telefónica había sido prácticamente nula, no dudé en entrar a Porto Velho para contactar con mi familia e intentar mandar algunas unas fotos, siendo esto último imposible a pesar de insistir en varios hoteles, cibercafés, etc.

Finalmente, la BR-425 me llevó hasta Guajara-Mirim, frontera con Bolivia. Sólo faltaba cruzar -y de qué forma- el Río Guaporé y ya estaba en el país vecino.

Amigos, si durante los últimos días había temido seriamente por la integridad de la moto al subir y bajar de los barcos… en esta ocasión, la pequeña barca utilizada para alcanzar la otra –y lejana- orilla, me hizo rezar para que la moto no cayera al ancho río. Ver para creer –hay foto-. Finalmente, mis plegarias fueron efectivas y milagrosamente la moto y yo nos encontrábamos en la otra orilla, lugar donde se ubica la primera ciudad boliviana: Guayaramerín, hospedándome en el  Hotel San Carlos el viernes 19.

De esta forma tocaba decir ADIÓS A BRASIL.

adiosbrasil

Adiós especialmente a tanta buena gente que he tenido la suerte de conocer en mi camino. Un hasta siempre a mi querido amigo Gilson Miranda, ha sido todo un placer, seguro que nos volveremos a encontrar. Mi más sincera gratitud a todos aquellos que han hecho posible una estancia tan fantástica en este país.

Los 29 días que he pasado en Brasil han sido todo un cúmulo de gratas y enriquecedoras experiencias.

Admito haber tenido momentos duros, pero, precisamente esta dureza es la que te va dando experiencia y a su vez, te va curtiendo tanto como motero como persona. A veces te encuentras viviendo unas circunstancias tan especiales y fuertes que parecen ser irreales, por ello, imposibles de describir.

Permitidme que algunas de estas vivencias únicamente formen parte de mi personal álbum de fotos, que no es otro que mi mente.

Sábado 20 de Noviembre. El viaje continúa y es el momento de decir HOLA BOLIVIA. A primera hora de la mañana salía de Guayaramerín enfilando la ruta nº 8. Mi meta del día: Rurrenabaque, a las mismas puestas del Parque Nacional Madidi, aunque finalmente la noche la pasaré en el Hotel Oriental de Reyes, un pueblecito ganadero a tan solo 25 kilómetros de la meta marcada y donde me encuentro en estos momentos. A buen seguro que alguien se preguntará el motivo de no haber continuado esos escasos 25 kilómetros para llegar hasta Rurrenabaque. Pues bien, voy a contestar: el cansancio. Quienes me conocen bien, pueden imaginar en qué estado físico estoy para no poder continuar tan solo 25 insignificantes kilómetros.

Y es que la ruta ha sido infernal. Hasta aquí he llegado totalmente cubierto de polvo y barro… y ni os cuento cómo está la moto. Han sido 648 kilómetros transcurridos entre una vegetación baja, mucha ganadería  y, lamentablemente varios bosques quemados. Combustible … con dificultad, por suerte se pueden encontrar en algunas aldeas unas botellas de refresco con dos litros de gasolina, por la que tienes que pagar tres veces su precio. Once horas de mucho calor, 34-38 grados, con momentos de lluvia por una carretera de ripio y tramos de tierra, lo que me hacia mirar continuamente al cielo rezando para que no descargase más agua. Observando con inquietud los cinco o seis coches que me he cruzado en todo el trayecto, sabía que si en los bajos de los vehículos veía barro… irremediablemente más adelante me esperaban muchas dificultades para no caerme con la moto.

Sabéis que la conducción durante tantos kilómetros en estas condiciones conlleva un gran desgaste físico. Por tanto, con la noche encima, al ver este bonito y genuino pueblo boliviano, he decidido poner fin a la ruta de hoy, en la cual he cruzado de norte a suroeste el Departamento de Beni, posiblemente el más despoblado de Bolivia..

Así pues, ahora voy directamente a revisar y limpiar la moto, que por el momento no está dando ningún tipo de problema., pero esto ya lo haré con la tranquilidad de haber enviado ¡por fin! unas cuantas fotos y esta crónica a casa, donde tengo el inestimable apoyo de mi familia y desde donde mi sobrino y a la vez amigo, Quique Arenas, gestiona de forma muy eficiente esta web. Mil gracias a todos.

Hasta la próxima, donde espero contar, un año más, mi regreso a la excitante y mítica “Carretera de la Muerte”

Saludos desde Reyes (Bolivia).

Del 21 de al 30 de noviembre. REYES-COROICO-SUCRE-SANTA CRUZ-ENTRADA A ARGENTINA.

A los pocos minutos de salir de Reyes, el domingo 21 llegaba a Rurrenabaque, ciudad que ya visité en 2007 durante el viaje que dediqué a recorrer prácticamente todo el territorio boliviano.

Lejos de la tranquilidad de aquel entonces, allí encontré un apabullante ambiente turístico que no encajaba en absoluto con lo que esperaba en esta segunda visita.

Grupos de turistas atraídos por el reclamo de varias agencias “oferta fin de semana” paseaban por las calles con sus trajes recién estrenados. Por supuesto, otra forma de hacer turismo, tan respetable como la mía y a la que aplaudo por la decisión de salir de casa para disfrutar y conocer experiencias nuevas, acertando al elegir Rurrenabaque, ciudad con cientos de excursiones programadas a través del Parque Nacional Madidi -unas más light, otras más extremas-.

Ansioso por disfrutar de nuevo de la “Carretera de la Muerte”, continué la ruta por los Andes bolivianos.

En estos lugares es de suma importancia estar atentos a los mapas. Calcular bien las distancias y tener en cuenta la climatología del momento, es fundamental si queremos acabar el día durmiendo bajo techo. Así pues, con lluvia, niebla y mucho calor, fijé la localidad de Coroico como la más adecuada para pasar la noche.

Para que entendáis mejor lo que se siente al rodar con una moto por esta famosa carretera, -según se dice, la más peligrosa del mundo- os invito a buscar en youtube, google etc. Carretera de la Muerte Bolivia o Camino de la Muerte Bolivia. IMPRESIONANTE.

Tierra, barro, caídas de agua, curvas casi imposibles y realmente estremecedoras (más aun si se miran los profundos precipicios), angustiosas estrecheces… No olvido decir que, ¿naturalmente? la carreterita en cuestión, es de dos direcciones!!! En la bajada es obligatorio circular por la izquierda, de esa forma, los camiones y autobuses que suben cargados, lo hagan pegados a la roca,  y en caso de cruce con otro vehículo, sobretodo en días de lluvia, el terreno no ceda y por consiguiente caiga por el abismo. Por cierto, una multitud de cruces clavadas en el lateral del camino recuerdan que, según las estadísticas, en diez años, aquí han perdido la vida 885 personas y 6.119 han resultado heridas.

¿Qué ocurre cuando se cruzan dos vehículos de grandes dimensiones? Aparte de rezar, uno de ellos debe retroceder –con gran pericia- hasta que el vehículo que circula en sentido contrario tenga espacio para continuar.

El descenso de esta carretera con nombre más que justificado comienza en el Paso La Cumbrera, a 4.700 m.s.n.m. y su desnivel de 3.500 m. transcurre en tan solo 64 Km. hasta llegar a Yolosa, localidad situada a 1.200 m.s.n.m. O sea, descarga de adrenalina A TOPE.

Por supuesto, todo el recorrido se hace arropado por un paisaje espectacular. Los profundos valles subtropicales característicos de Las Yungas dibujan una belleza tan impactante como indescriptible.

Así, al anochecer, llegué a Coroico, una pequeña y famosa ciudad donde en los últimos años se han instalado de forma permanente europeos… y  viendo el enclave de la población, es de entender tal decisión. Hospedado en el Hotel Oriental, descansé de la agotadora jornada. Continuando la ruta, al día siguiente, sin detenerme en La Paz por haber visitado ya la ciudad en mi anterior viaje. Tras pasar Oruro, llegué a pequeña población de Challapata, alojándome en el Hotel Victoria. El martes 23 de Noviembre llegué a Sucre, donde tuve la oportunidad de saludar a un buen amigo que aguardaba mi llegada. Cómodamente instalado en el Hotel Plaza, disfruté de esta buena amistad durante dos días.

Con rumbo al Parque Nacional Amboró, llegué hasta sus mismas puertas, en concreto a  la pequeña localidad de Saimapata, habitual en las rutas de “mochileros” .Llegar hasta allí fue toda una odisea: once largas horas para recorrer los 386 Km. que la separan de Sucre. Ante la ausencia de hoteles –si hay, yo no encontré ninguno- acepté la oferta de una hospitalaria familia de campesinos que hicieron de su pequeño y confortable hogar el lugar ideal para descansar. Gracias por todo Doña Julia.

Tras visitar La Fortaleza y el Parque Arqueológico de Amboró, continué la ruta el sábado 27 llegando a Santa Cruz a primera hora de la tarde y hospedándome en el Hotel Casa Blanca. Allí me esperaban varias y agradables sorpresas. Por un lado, mis amigos del Moto Club Santa Cruz, que dieron muestras un año más de su gran categoría humana. Con ellos compartí agradables cenas y paseos que me hacen recordar lo afortunado que soy al contar con amigos de este calibre. Gracias a todos.

Por otro lado, desde casa me llega la grata noticia de que casualmente la gran banda española Mago de Oz,  ofrecen un concierto en la ciudad al día siguiente, domingo 28 de Noviembre. Si habéis observado, en mi moto llevo unas pegatinas con el aliento y ánimo de mi amigo Vicente “Mariskal Romero”, quien tras contactar con el promotor, no tardó en concertar un encuentro con la banda.

Así pues, el domingo 28,  tras el atento recibimiento del promotor Pocho Hurling, tuve el gran honor de ser recibido y atendido por los Mago de Oz al completo, resultando un encuentro muy emotivo para mí, por producirse en tierras tan lejanas. Compartir todo el día con estos fenomenales músicos y mejores personas fue una auténtica pasada. Pese a estar agotados –el día antes, actuaron con gran éxito en Buenos Aires- y sin conocernos previamente, hubo buen rollo desde el principio, y lo pasamos a lo grande juntos durante todo el día.

Mis planes de continuar el viaje al mediodía tuvieron que ser pospuestos ante la insistencia de todos ellos para que me quedara y asistir al concierto. ¡Imposible negarme!. Tras dejar la moto a buen recaudo en el parking de su hotel, subí junto a toda la banda al autobús que nos llevaría hasta la repleta sala Sonilum, donde ofrecieron un concierto acojonante, así de claro. Los que seguimos a la banda desde sus inicios, estamos muy al tanto de su progresiva expansión en los países de Sudamérica. Pero amigos, confieso que esa noche, viviendo in situ su apabullante éxito, me sentí orgulloso por la grandeza de estos chicos que pasean por medio mundo su rock con mayúsculas. ¡Un gustazo!

Gracias amigos, quedo en deuda con todos vosotros.

Emocionado aún por la experiencia del día anterior, en medio de un diluvio que hacía pensar muy seriamente salir a la carretera –el caudal del río Piraí creció dos metros y medio en apenas unas horas-, finalmente decidí sortear las inundadas calles de Santa Cruz y continuar el viaje rumbo a Paraguay.  Una noche más en el Hotel Raldes de Villa Montes y tocaba decir adiós a Bolivia. Hasta siempre a los buenos amigos que aquí dejo.

El barro y la lluvia me impidieron entrar a Paraguay por donde tenia planeado. La carretera estaba cortada. Por lo cual, decido acceder a Argentina por Yacuiba -cómo no- acompañado de una lluvia tan intensa como preocupante. La Ruta 81 es una larguísima recta de casi 800 Km. A medio camino, me detengo en el Hotel Parador del pueblo Ingeniero Guillermo N. Juárez, donde me informan que se han recogido durante la mañana 125 litros por metro cuadrado…. La mitad de esta agua, seguro que entre mis bolsillos… ¡Esto sí es llover!

Ahora toca descansar. Os dejo con una buena selección de fotos. ¡Hasta pronto amigos!

Saludos desde algún lugar perdido de esta querida Argentina.

Del 1 al 10 de Diciembre 2010. Formosa-San Miguel de Tucumán-Buenos Aires (FINAL)

Con la idea de llegar hasta Formosa y, una vez allí, continuar hasta Paraguay, me subí a la moto, no sin antes agradecer al personal del Hotel Parador, por cuanto que esa noche no disponían de habitaciones libres… sin embargo, cuando me vieron llegar en medio de la fortísima tormenta, se apiadaron de mí y me alojaron en la habitación de un trabajador que en esos momentos se encontraba de vacaciones, de no haber sido así… no creo que la tienda de campaña hubiera soportado tal cantidad de agua.

Bien, tras encontrar cerrada la Ruta 81, al parecer por unos serios y lamentables incidentes entre campesinos y Policías, llegué tras 728 Km. a Formosa el 1 de Diciembre, hospedándome en el Hotel Plaza, tomando al día siguiente la RA-11 que me llevó directamente al puesto fronterizo con Paraguay. Pese al mal ambiente reinante por los sucesos acaecidos en la zona, al parecer con fallecidos de por medio, yo no tuve ningún tipo de problema… salvo que no pude entrar a Paraguay. Una vez hechos todos los trámites, incluso ya circulando por el Puente Internacional, me percaté de que, cual mejor película de acción, dos coches policiales me perseguían a gran velocidad. Todo por un sello. Al parecer, faltaba un pequeño trámite en un documento de la moto; sin el sello en cuestión, no podía entrar al país.

Cabreo, mucho cabreo, media vuelta, retorno a Formosa y rumbo Noroeste a San Miguel de Tucumán por la RA-16, otra larguísima recta –quizás la más larga de Argentina- que parecía no tener fin. A mitad de camino, encontré un pueblecito de singular nombre: Monte Quemado. Allí, el Hotel 4 Hermanos, en realidad, el propio hogar de una encantadora familia, me ofreció una habitación cuya puerta se resistía a ser abierta. Finalmente, tuve que trepar hasta llegar a la ventana y de esa forma, acceder a la habitación… ¡cuantas anécdotas se van cosechando en un viaje de este tipo, amigos!

Viernes 3, por fin llegué a San Miguel de Tucumán. Aunque el camino es largo, nunca se hace pesado si el motivo es abrazar a un buen amigo. En este caso, merecía la pena desviar mi ruta unos 1500 Km. exclusivamente para abrazar un año más a mi apreciado Juan Ignacio Molina, quien esperaba mi llegada con impaciencia. El emotivo encuentro finalmente se alargó todo el fin de semana, durante el cual, fui obsequiado por mi excepcional anfitrión con una selecta y exquisita ruta gastronómica por los lugares imperdibles de la provincia tucumana. Gracias amigo, seguro que nos volveremos a ver.

Lo que sería el último tramo de este gran viaje, lo inicié el lunes  día 6  por la RA-9 dirección Sur.  Tras cruzar Santiago del Estero y Córdoba, llegué a Bell Ville con 839 Km. a mis espaldas. El Hotel La Familia se encargó de darme cobijo.

Confieso que el despertar del día siguiente, martes 7 de Diciembre, fue muy especial para mí. Como cada día a primera hora, tocaba revisión y limpieza de moto. No en vano, si todo iba bien, sería la última vez que “La Rubia” recibiría mis esmerados y merecidos cuidados. Estoy convencido de que sólo aquellos que han experimentado un viaje en moto de este tipo, pueden entender la conexión y los sentimientos que se llegan a tener a lo que, para muchas personas, es sólo una máquina. Mientras lustraba con mimo cada centímetro de  chasis de mi fiel compañera, a mi mente venían los muchos momentos difíciles que juntos hemos vivido… ¿recuerdas “Margarita” esto… y aquello…? …hemos salido victoriosos de muchas batallas y yaprácticamente estamos en casa… Es difícil de explicar y entender, pero aseguro que la conexión moto-piloto existe y se produce una relación casi humana.

Después de acoplar el ya escaso equipaje, por cuanto que prácticamente la totalidad del botiquín, ropa etc. fueron convenientemente repartidos por el camino, puse rumbo a la bonita ciudad de Rosario, a orillas del Río Paraná. Durante los pocos kilómetros que quedaban para llegar a mi meta final, el inevitable repaso de un viaje felizmente concluido y realmente fascinante.

De esa forma, recordando las vivencias que han dejado en mi persona una profunda huella, entré finalmente en Buenos Aires,  emocionado y satisfecho por haber concluido otro viaje con éxito. Bajo el casco, una espontánea sonrisa acompañada de un gran ahogo al pensar en mi familia. Pese a la distancia, gracias a la tecnología actual, sabía que en ese preciso momento estaban en casa celebrando mi llegada con lógica alegría.

Era hora de entregar la moto. Mi amigo Mariano me recibe sonriente e incrédulo de que ambos lleguemos “enteros”. Admito sentir cierta pena al despedirme de mi “Rubia Margarita”, a quien cuidadosamente he aparcado en un preferente lugar. Como cada año, tocan las fotos de rigor para inmortalizar el momento, tras las cuales me he trasladado al Hotel República Wellness, al mismo lado del Obelisco, donde espero descansar hasta el momento de tomar el avión y regresar a casa.

Terminada la última crónica, quiero deciros que a tan solo unas horas de mi llegada a este confortable hotel, ya echo de menos el polvo y barro del camino. Me encuentro desubicado, descentrado… y esta sensación tardará tiempo en pasar. De este mismo lugar parte en unos días el próximo Dakar y el ambiente reinante no me está ayudando a volver a la normalidad del día a día. No puedo quejarme, por este año el cupo de aventuras ya lo tengo cubierto.

No quisiera despedirme sin antes agradecer a todos vuestro seguimiento. Gracias por vuestros comentarios de ánimo; no sabéis la alegría y la fuerza que me transmiten estando tan lejos de casa. Y en especial a los amigos de Moto Factory, Mariskal Rock yMotocare, que con su apoyo moral me han acompañado de inicio a fin en este viaje.

Señalar que una vez en casa, ya más “centrado”, subiré la totalidad de fotos y videos, así como un resumen final que englobará datos más precisos que algunos de vosotros me estáis pidiendo.

Saludos, esta vez muy especiales, desde Buenos Aires, 10 de diciembre de 2010.

Javier Pérez.

ENTREVISTA EN MARISKAL ROCK RADIO, 4 de enero de 2011

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