2008 Perú


DE NUEVO, OTRO RETO PERSONAL Y APASIONANTE: PERÚ

2008intro-Día 1 de Octubre 2008. Por fin llega el día de partir hacia esta cuarta aventura por Sudamérica.

Es mi primer viaje en moto después del grave accidente que tuve el pasado mes de Marzo en Escocia, dónde me fracturé la cuarta vértebra dorsal, por esta causa, dejo a la familia más preocupada de lo habitual.
Lo cierto es que para hacer un largo viaje (45 días) de estas características hay que estar físicamente al cien por cien. Tenía claro que no lo iniciaría hasta que los doctores dieran “luz verde” para realizar esta importante y nada fácil aventura motera.

El reto personal de este año es recorrer Perú partiendo, cómo siempre, de Buenos Aires. Mi intención es cruzar a Chile por el paso fronterizo de San Francisco, provincia de Catamarca (Norte de Argentina), desde allí cruzar el desierto de Atacama para alcanzar Arica e ingresar en Perú por la ciudad de Tacna.

Cómo siempre, llevo un diario de viaje dónde todas las noches (cuándo el cansancio y circunstancias me lo permiten) intento plasmar lo ocurrido en el día.
Tarea nada fácil, os lo aseguro, por cuanto hay días tan intensos, que a veces cuesta recordar algunos detalles. Por el momento, me enfrento a este cuaderno en blanco con la ilusión de llenarlo con muchas y buenas experiencias … y con la incógnita de no saber su final…
Dicho todo esto, os invito a que de alguna manera, me acompañéis en mi recorrido. Mis tres experiencias anteriores por tierras de Sudamérica, me dicen que este viaje  promete ser aún más fascinante.

El vuelo Madrid-Buenos Aires llega con casi cinco horas de retraso. Mi amigo Mariano, gerente de la empresa de alquiler de motos Motocare, me espera impaciente con “Margarita” –la moto- lista para iniciar el viaje. Si en los tres años anteriores, opté por llevar la versátil Honda Transalp 650, (en mi opinión y por experiencia, la más adecuada para este tipo de viajes) en esta ocasión solicité el mismo modelo, pero la 700. La moto, siguiendo mis instrucciones desde España, ha sido preparada a fondo para realizar un recorrido de esta envergadura. Entre los muchos cambios, quizá los más llamativos visualmente sean las barras metálicas que se han colocado para proteger los puntos vitales de la moto, por cuanto que más del 60% del recorrido, será por carreteras de ripio.

Encuentro la moto perfecta y tras felicitar por el buen trabajo realizado a Mariano y su equipo, sin pérdida de tiempo salgo de Buenos Aires por la Ruta 9 dirección a la ciudad de Rosario. El cansancio acumulado desde que salí ayer de casa en Sonseca (Toledo) me impide avanzar más, por lo que decido parar después de casi 300 Km. pasando mi primera noche argentina en el Hotel San Nicolás, de la ciudad del mismo nombre.

Día 3 de Octubre. Sigo la Ruta 60, y a 1150 Km. de Buenos Aires, en el Hotel Inti Huasi de Catamarca ciudad, paso la segunda noche dónde me explican que aunque madrugue mucho al día siguiente, no llegaré a Copiapó (Chile) a dormir, ya que es mucha distancia y las solitarias carreteras hasta allí no son muy propicias para altas velocidades, añadiendo las maravillas de las que podré disfrutar durante el camino. Así que me levanto pensando que a partir de hoy comienza de verdad mi aventura y ansioso, parto camino al fronterizo Paso de San Francisco, después de hacer acopio de unos 20 litros de combustible adicional.
Ha sido duro el ascenso a este lugar. Escribo desde un refugio a 4.743 m.s.n.m. , la temperatura actual: 10 grados bajo cero, el viento lateral es fortísimo, cuesta respirar. Es un alivio ver que el refugio está provisto de botellas de oxígeno. Con la noche encima, lo más sensato es quedarme aquí para mañana continuar la ruta. La palabra para describir el viaje hasta llegar a esta zona en moto es: BESTIAL, por varios motivos: el paisaje, las condiciones climatológicas, la carretera…Necesitaría una crónica completa para contaros la odisea de llegar hasta este refugio, pero, queda mucho camino por recorrer y muchas cosas que contar. Como podéis imaginar, en una noche así, imposible dormir. Ya con luz del día, continúo el viaje inmerso en un paisaje alucinante, el Nevado Tres Cruces, la Laguna Verde… y los célebres “penitentes”, unos enormes y altos témpanos de hielo agrupados en el suelo, llamados así por su similitud en forma y tamaño a los tradicionales gorros de penitentes. Rodando por un camino de sal prensada, pretendo llegar a Chañaral, una pequeña ciudad bañada por el Pacífico, y de ahí a Antofagasta, desde dónde felizmente estoy escribiendo cómodamente instalado en el hotel Diego de Almagro y dónde pasaré la noche del 5 de Octubre.
Lunes 6, un viento fortísimo me acompaña en mi subida al Norte Chileno. Bordeando el Pacífico llego a Arica con las fosas nasales dañadas, muy dañadas por el dichoso viento… en mi surtido botiquín no encuentro nada que me pueda aliviar, (…veis, siempre falta algo). Hago noche en el Hotel Pacífico. Tan sólo unos Km. me separan de Perú, espero no tener ningún problema en la frontera…ya contaré.
Paciencia, mucha paciencia hay que tener para pasar la aduana de Perú. Prefiero olvidar este episodio y contaros que ya estoy en Arequipa, en Hotel Posada del Monasterio. La moto sin problemas, marca en estos momentos 4.300 Km., de los cuales más de1.500 han transcurrido por el desierto. Estoy cansado, la espalda comienza a darme problemas y eso me preocupa… Mis planes de ir en primer lugar a Puno han tenido que pasar a un segundo plano, por motivos largos de explicar.
Por cuestiones personales, decido quedarme un día más en esta ciudad, pasando la segunda noche en el Hotel Asturias de dónde parto el 9 de Octubre hacia Chivay  y Valle del Colca . Adiós Arequipa, aquí dejo unos emotivos recuerdos y unos amigos a los cuales, desde aquí, quiero agradecer sus atenciones y amabilidad.
Ahora sí, es hora de emprender mi ruta trazada por este país. Perú es muy grande (un millón 285 mil Km. cuadrados, España tiene 504 mil) y no hay tiempo que perder. Pongo rumbo al espectacular Cañon del Colca …”Margarita” y yo os decimos hasta luego!!!

¡Qué os pudo contar del espectacular Cañón! En realidad, a pesar de las molestias de mi espalda, ha sido delicioso el viaje hasta llegar a Puno. No importa que los caminos estén en malas condiciones, “Margarita” está respondiendo con la fiabilidad esperada, (aquí, cambio los neumáticos por unos de enduro). Lo bueno de viajar en moto, sin contar la independencia, es la libertad de movimiento que da, permite acceder a casi todos los rincones y disfrutar de zonas de difícil acceso, así hoy, he podido contemplar atónito el vuelo de decenas de cóndores. Una auténtica gozada.
Me despido de Puno después de pasar dos noches (Hotel Italia) en esta zona tan turística y visitar en una barca de junco –totora- las mágicas y curiosas islas del inmenso Lago Sagrado Titi Kaka. Mi próximo destino es Cusco, ya sabéis, el imperdible Machu Pichu, el Valle Sagrado etc.

Un panorama típicamente turístico es la primera visión que tengo de la ciudad de Cusco, dónde llego el sábado 11 de Octubre buscando el Hostal Loreto, lugar que alguien me recomendó, parece ser que  está construido sobre piedras milenarias y dormir allí resulta mágico…, pero os aseguro que con el intenso dolor de espalda y después de rodar sin parar durante prácticamente todo el día , mis sueños serán igual de mágicos en cualquier otro lugar! No tardo en encontrarlo y reservo para los tres días que, en un principio, pienso quedarme. Una vez instalado, hago un recorrido por su famosa plaza de Armas  etc. Es mucho el bullicio callejero que encuentro. Gente procedente de los puntos más insospechados del planeta, me hacen sentir que estoy próximo a uno de los destinos turísticos más solicitados del mundo, y sin duda, el más importante de Perú: el Machu Pichu.

Mañana domingo toca visita imperdible a los históricos pueblos de alrededor: Pisac, Ollantaytambo, Chinchero….
…Efectivamente, ha merecido la pena hacer un recorrido por estos pueblos y aldeas. Recomiendo informarse sobre su interesante pasado, más aún sobre Ollantaytambo y sus batallas, dónde tienen mucho que ver los españoles de la época (Años 1532-1574). Aquí, la Historia tiene mucho peso y escucharla en voz de sus habitantes, supone para mí un sentimiento de gran respeto y emoción por estar pisando estas tierras dónde ocurrieron hechos históricos tan importantes.
En mi opinión, el conjunto de todos estos pueblos cercanos a Cusco, esconden un gran valor histórico-cultural que vale la pena descubrir. Por sí solos, merecen ser visitados con tranquilidad. Sin embargo, se ven “ensombrecidos” por la cercanía y grandiosidad de su  gran competidor turístico, el majestuoso Machu Pichu.

¿Grandiosidad,…Majestuoso? ¿Esas palabras empleé ayer para hablar del Machu Pichu?…os aseguro que me quedé corto, muy muy corto. Digno de ver. Los afortunados que hayan hecho esta visita me comprenderán. Sólo una pega. Hasta aquí no se puede venir en moto. Por lo cual, me he sumado a una excursión organizada…sí, sí, eso que yo tanto odio, pero…no hay otra alternativa.
La magia de estar hoy, lunes 13 de Octubre, disfrutando de este enigmático y místico lugar con unos sorprendentes e impresionantes paisajes se ve un poco mermada por los centenares (yo diría miles) de personas que, al igual que yo, hemos decidido venir hoy a visitar el famoso Machu Pichu. De alguna manera  he querido compartir la emoción del momento mandando mensajes telefónicos a familiares y amigos con mis saludos desde tan emblemático lugar. Un día inolvidable.

Es hora de continuar con la ruta marcada en el mapa. Afortunadamente el dolor de espalda va remitiendo. Voy subiendo hacia el Norte del país siguiendo la Cordillera de los Andes. Un notable movimiento policial y militar se hace notar por las zonas poco accesibles en las que me muevo, lo cual asocio a la conversación telefónica que desde Cusco mantuve con mi mujer, quien me informó y puso en alerta de un importante conflicto con un grupo guerrillero hace dos días en esta zona, con resultado de varios fallecidos.
Dentro del departamento de Apurimac, hago noche en el Hotel Imperio Chanka de la ciudad de Andahuaylas, dónde vuelvo a cambiar neumáticos. La carretera que me ha conducido hasta aquí es asfaltada, en pésimo estado, pero asfaltada, lo cual me lleva a quitar los tacos y reservarlos para caminos de ripio. La Policía de esta pequeña localidad me aconseja, que continúe con mucha precaución, sin apartarme de la carretera y por supuesto, nada de adentrarme en la selva, ya que hoy el grupo guerrillero ha vuelto a actuar justamente aquí. O sea, estoy en el “centro del huracán”. El precario aspecto del armado y joven Policía, no resta un ápice para tomar muy en serio sus advertencias. Prefiero no entrar en detalles, pero por lo que veo y escucho, la situación “pinta” mal. Confieso que vengo buscando aventura, pero no de este tipo… así que con la tensión lógica, continúo muy atento mi ruta.

El 15 de Octubre llego a Ayacucho, pasaré la noche en el Hotel Santa Ana. ¿O es Santa Rosa?… Atentos: 10 horas para hacer la ruta de hoy, 278 Km. El camino -que aquí denominan carretera- consiste en un carril de un solo paso y en el lateral unos profundos precipicios poco alentadores…, os aseguro que la Carretera de La Muerte de Bolivia es un paraíso si lo comparo con el tramo de hoy. Para que fuera un día completo, no ha faltado un enorme clavo en mi camino, ¿adivináis dónde terminó el “clavito” en cuestión?, pues sí… más de dos horas he tardado en cambiar la rueda trasera, con una lluvia torrencial en un embarrado y estrechísimo camino, la noche encima… pero cómo ocurre en las películas, a lo lejos veo que sube un auto, el primero en todo el día, aunque según están las cosas aquí, no sé si alegrarme…Son unos chicos de Lima, que muy amables, se detienen por si necesito ayuda, informándome que es habitual encontrar clavos (Miguelitos, los llaman) de tan generosa dimensión, colocados adrede por esta solitaria zona. Se ofrecen a acompañarme hasta Ayacucho, ya que la noche está muy oscura, la lluvia arrecia por momentos y es más seguro hacernos mutua compañía…llegando todos juntos a este hotel dónde hemos compartido entre foto y foto, una muy escueta cena. Por el momento es todo, me voy a dormir, ¡hasta mañana!

Escribo desde Tingo María. Hasta aquí he llegado después de pasar una noche en Huancayo, visitando la ciudad y alrededores. No puedo extenderme tanto cómo yo quisiera contando los sitios que visito, pero a estas alturas del viaje, ya sé que aquí el centro de cada pueblo o ciudad tiene su plaza de Armas y ¡cómo no! las consabidas ruinas Incas, unas de mayor interés que otras… El paisaje va cambiando notablemente según voy subiendo al Norte. Detrás voy dejando las bajísimas temperaturas y los variados tonos marrones típicos de la Cordillera Andina, altísimas montañas sin apenas vegetación, con escalonadas laderas que desembocan en estrechos valles salpicados de aldeas poco pobladas.
Ya en Tingo María, el colorido verde intenso me avisa que estoy entrando en la selva peruana. Caminos más llanos bordeando pequeños lagos, “arroyos” entre comillas, pues ya quisiéramos en España unos ríos con este caudal … La altísima temperatura es más soportable gracias a las torrenciales lluvias que caen de forma intermitente. Estoy instalado en el Hotel La Gran Muralla. Mi habitación tiene unas vistas excepcionales. La solitaria y bonita piscina rodeada de un exótico jardín de plantas y árboles tropicales, ayudan a relajarme del cansancio acumulado. Lamento no recordar el nombre de los lagos, cuevas y demás lugares visitados, pero decir que merece la pena descubrir los alrededores de esta ciudad.
De Tingo Maria salgo a las 6 a.m. dirección Pucallpa, dónde llego a las 2 p.m. Ambas ciudades están separadas por sólo 286 Km. La carretera cuenta con tramos asfaltados en pésimas condiciones, encontrando continuos desvíos provocados por derrumbes y movimientos de tierras que bloquean el paso, quedando atónito al ver el rudimentario sistema que utilizan para retirar de la carretera las enormes piedras, a veces de varias toneladas, que con frecuencia me impiden avanzar, continuando el trayecto por unos lugares difícil de explicar…y nada fácil de “circular”: arroyos con piedras, estrechas veredas pantanosas cuya espesa vegetación apenas deja ver la luz del día…y barro, mucho barro. Viendo la fuerza de la lluvia y el caudal de los ríos que cruzo, en absoluto es de extrañar que el agua se lleve por delante todo lo que encuentra a su paso.
A la entrada de Pucallpa (154 m.s.n.m.) encuentro al conductor de un mototaxi que me trae al céntrico Grand Hotel Mercedes. En este breve recorrido, a mi mente han venido las muchas ocasiones que durante mi convalecencia, seguía con el dedo puesto en el mapa el largo recorrido Buenos Aires-Pucallpa… y aquí estoy, emocionado ¡porqué no decirlo!!! Es muy importante encontrar un lugar seguro y de confianza, por cuanto que aquí dejaré la moto por 3 ó 4 días. No puedo dejar a “Margarita” en cualquier lugar… Me gusta el sitio, no por la “categoría” (con muchas limitaciones), si no por la seguridad (espero) que me ofrece el parking del hotel.
Una vez instalado, lo primero que hago es poner en marcha el aire acondicionado. Los 45 grados con el 90% de humedad, me hacen pensar en este momento que el aparatito en cuestión es el mejor invento del mundo. Lo peor son los mosquitos ¡son gigantes!,creo que además del Quechua también saben Latín… porque para nada sirven las lociones y sprays de mi botiquín…
Mi amigo del mototaxi, vendrá a buscarme en un momento. Me servirá de guía en la ciudad y también me acompañará a comprar el billete de avión para viajar cuanto antes a Iquitos, digamos que el “plato fuerte” de este viaje por Perú. Hasta ese apartado lugar sólo se puede acceder por río o por aire. Me atrae mucho más hacerlo en barco, pero solamente ir me llevaría unos 5 días y eso retrasaría bastante mis planes. Así pues, opto por viajar en avioneta.
Fielmente he seguido al mototaxi que tras un pausado recorrido por las increíbles calles y mercados de la ciudad (¿estoy en Perú?) y observar el caos circulatorio, me ha llevado a unos lugares paradisíacos. Inmensos lagos dónde se respira una tranquilidad rota por los numerosos pájaros exóticos que levantan vuelo a nuestra llegada. Sin embargo, el silencio desaparece al momento de regresar a la ciudad, situada justo al borde del río. Su importante industria maderera (¡cómo no!) y petrolera hacen que su muelle-embarcadero sea el punto neurálgico de la ciudad y dónde más bullicio se concentra, el motivo es el gran trasiego de barcos que transportan mercancías y pasajeros. La estampa que ofrece el lugar es fascinante. Casitas de madera en el mismo río, rudimentarias barcazas con techos de paja repletas de pasajeros etc. etc. Este conjunto de vistas me hace disfrutar de un atardecer que, seguro, me será difícil olvidar.
Mañana domingo 19, salgo rumbo Iquitos. Confieso que estoy impaciente por llegar y disfrutar unos días de la auténtica selva del Amazonas…ya contaré.
Aprovecho el relax del vuelo de regreso Iquitos-Pucallpa de una hora de duración para escribir mi experiencia en este lugar. Dejarme pensar…, la verdad es que me cuesta concentrarme viendo el extraordinario paisaje que ofrece la selva desde la altura…y es que cuesta marcharse de aquí. Por resumir, yo destacaría el conjunto del entorno: espesa vegetación, las tres especies de cocodrilos que he podido ver, las enormes anacondas, una de ellas de unos 8 ó 9 m., las pirañas., la vida nada fácil (para nosotros) que llevan los indígenas en los poblados, los exóticos pájaros, las cortas pero asombrosas e intensísimas lluvias, tanto cómo para, nada más escampar, los niños naden en los charcos formados… y sobretodo, la impresión de navegar por el río más largo y caudaloso del mundo: el Amazonas. Aunque corta, ha sido una visita muy bien aprovechada, gracias al guía que contraté nada más llegar, quién además de contestar a multitud de preguntas que me surgían a cada paso, me ha mostrado cómo vive él y su numerosa familia en el sobrecogedor barrio de Belén, comprobando por mi mismo que el lugar deja huella… Sin su compañía, no hubiese podido conocer a varios e interesantes grupos de indígenas de diferentes etnias y curiosas costumbres, ni llegado a lugares increíbles, muy escondidos, dignos  de ver.
Ahora mi pensamiento se centra en mi moto. “Margarita” se quedó en Pucallpa y espero encontrármela en el sitio que la dejé…y entera… Me preocupa el estado del camino de regreso a Tingo María, si en estos días ha llovido tanto  cómo en Iquitos, conociendo el precario estado de la carretera y sus incesantes cortes e inevitables desvíos…no quiero imaginar su estado actual.

A ver como os cuento el día de hoy 22 de Octubre. ¿Aventura? No, no ha sido aventura…ha sido y está siendo de SUPERVIVENCIA. Os cuento. A las 6 a.m. salgo de  Pucallpa, con intención de seguir mi ruta (ja,ja) hacia el Norte, dirección Yurimaguas, también en plena selva. Sorpresivamente el camino, aunque con varios cortes por hundimientos de tierras, está en mejores condiciones de lo esperado. Pero amigos…uno que piensa que ha visto “casi” todo en estos periplos que me monto por Sudamérica…el “CASI”, ha sido hoy. Próximo al desvío que tenía que tomar, y después de cruzarme con alguna pareja de militares armados (dos en una misma bicicleta) de nuevo comienzo a ver asombrado vehículos militares dispersos cómo sacados de una película…armados “hasta los dientes”, pasamontañas, armas cortas, largas, armamento pesado… a intervalos me van parando: documentación y registro. Los que habéis hecho algún viaje de este tipo, sabéis lo que implica esto: mínimo 20 minutos… quitarte casco, guantes, abrir maletas etc. Mi desesperación ha sido total al comprobar que había patrullas por todas partes y como se suele decir, con pocas ganas de broma…
Resumiendo, las palabras que han puesto fin a este episodio: “bajo ningún concepto puede circular usted en esa dirección”. Sin más explicaciones. Por las conversaciones que tenían entre ellos, asocio todo este dispositivo a lo ocurrido con el grupo terrorista Sendero Luminoso. Además parece ser que las fortísimas lluvias han obligado a cortar caminos…Sea como fuere, he tenido que dar la vuelta, o sea, para que lo entendáis, yo iba al Norte y ahora estoy en el Sur. Esto hará variar muy notablemente mi recorrido, por cuanto que el desvío que he pretendido tomar en Huanuco hacia La Unión, también estaba cortado, lo que me ha obligado a continuar más al Sur, por una carretera ¿carretera?, bueno, dejémoslo así, carretera que me ha traído después de casi 700 Km. a Cerro de Pasco, ciudad minera que pretendía visitar a mi regreso y a la cual hemos llegado “Margarita” y yo totalmente embarrados. Si esta mañana en Pucallpa estaba a 154 m.s.n.m. y a 40 grados de temperatura, ahora me encuentro en esta ciudad a 4.317 m.s.n.m., nevando y a menos 1 grado, con dolor de cabeza (por la altura) y un frío atroz… Intrigado por el episodio policial de la mañana, pregunto a unos chavales, quienes me informan que vengo “de zona roja” o “alto riesgo” por las emboscadas que Sendero Luminoso está realizando en la selva.

¿Pensáis que ya ha terminado la historia de hoy? No amigos, no!!!…aún queda algo muy “simpático” que no me ha ocurrido nunca en ningún otro lugar. Bien, como os digo, me siento contento de encontrar en mi camino este pueblo y poder pasar la noche calentito en una cama. A la entrada, unas precarias casas construidas con chapas, me hacen intuir que mi deseado descanso no será muy confortable…pero, increíblemente a lo lejos veo un hotel con tres maravillosas estrellas ¡qué suerte la mía! Al borde de la hipotermia y deseando una buena ducha entro en el Hotel Señorial, repito, tres estrellas, dónde junto con la llave, me han entregado un montón de mantas …y me dicen que si quiero “calefacción” tengo que pagar 5 soles. ¡No hay problema! Yo pago!!! También me informan que el agua caliente sólo funciona hasta las diez! … la cuestión es que en la habitación hace más frío que en la calle y tras varios viajes a recepción, dónde me aseguran que la calefacción está  ya en mi habitación, y a falta de agua fría y caliente, he decidido quitarme únicamente las botas y meterme en la cama vestido…os aseguro que el susto ha sido tremendo al comprobar mis congelados pies el calor de la inesperada “calefacción” consistente en una magnífica bolsa de agua caliente!!! a la cual  estoy abrazado y escribiendo el largo episodio de hoy.
De Cerro de Pasco  a Lima. Es la única opción posible para conocer todas las ciudades del Norte señaladas en mi mapa. El solitario camino que me conduce a la capital de Perú transcurre por una impresionante y pronunciada bajada con multitud de peligrosas curvas (sin mencionar el frío y la lluvia). La belleza de los paisajes que voy disfrutando a lo largo del camino con obligadas paradas durante el trayecto para “saborear” los caprichos que la Naturaleza ofrece en esta zona: minas a cielo abierto, lagunas, impresionantes “bosques de piedras”…hacen retrasar mi llegada a Lima dónde soy muy bien recibido por gran parte de los socios que forman el Lima Motoclub, quieres se están encargando de mostrarme los sitios más interesantes de esta capital de más de siete millones de habitantes, dónde todo tiene cabida. Más de dos días paso aquí en compañía de María Inés, su esposo y demás amigos disfrutando, entre otras cosas, de su típica gastronomía (ceviche incluido). Me despido de estos moteros maravillosos y pongo rumbo a Huaraz, ciudad que decido cruzar adentrándome en unos paisajes sobrecogedores, cómo el desconocido y bellísimo (¿quizá por lo inaccesible?) Cañón del Pato, el cual cruzo por unos 40 excitantes “agujeros” cavados en las mismas piedras, descargando adrenalina al pasar por los no menos excitantes 15 o 20 puentes, haciéndome vivir una ruta inolvidable  hasta un cercano pueblo llamado Caraz, dónde inesperadamente soy invitado a un bautizo de un “bebé”de diez años y aprovecho para escribir hoy sábado 25 de Octubre desde el “Hotel” Alpamayo.

Continúo el viaje desviándome dirección Chimbote, desde dónde enfilo la subida hacia Trujillo por la costa del Pacífico. En esta importante ciudad soy espléndidamente recibido por la familia de Francisco “Panchito” Cardozo. Pese a ser domingo, el buen hombre hace abrir un taller mecánico únicamente para cambiar (de nuevo) los zapatos a “Margarita” con graciosa anécdota incluida, pues me explican que hasta Trujillo viajan muchas personas expresamente a comprar zapatos por su buen precio. En compañía del amable y atento Francisco, guía de excepción, recorro los lugares más interesantes de la ciudad, incluida su playa con los famosos caballitos de totora, unas muy pequeñas embarcaciones “aparcadas” de forma vertical el la misma arena. El afán de Francisco y Señora por atenderme bien, llega al punto de ofrecerme con insistencia su casa para dormir. Acepto su invitación, agotando así los últimos momentos del día con una amena e interesante conversación. Hoy lunes, digo adiós a esta gente maravillosa, y pongo rumbo a el Valle del Moche, cerca de Trujillo, dónde se encuentran las famosas ruinas de Chan Chan. De lo que fue la capital del Imperio Chimu, construida totalmente con adobe, sólo quedan en pié unos cuantos anchos y cuidados muros. La visita me hace recordar que si continuo más al Norte, cerca de Chiclayo, encontraré la tumba del Señor de Sipán…pero mi sentido común me dice que  deje al Señor de Sipán para otro viaje por cuanto que los días van pasando y si quiero llegar a Buenos Aires a tiempo de subir al avión el próximo 15 de Noviembre, no debo seguir más al Norte, por lo cual, es hora de ir bajando por toda la costa, dónde aún quedan lugares interesantes por visitar.
Hoy el día ha ido bien. El cuentakilómetros marca 10.676 Km. De Trujillo he seguido la Panamericana Sur acompañado por una gran tormenta de arena dando la sensación de estar rodando por el desierto, poca visibilidad y mucha tierra en la carretera. Después de 983 Km. he llegado a Chincha, pequeña ciudad costera con signos evidentes de haber sido castigada recientemente por un terremoto. Antes de instalarme en el Hotel Price, cambio aceite y filtros a “Margarita” en un pequeño taller dónde me informan que aun no se han recuperado desde que el 15 de Agosto del pasado año un fuerte terremoto azotara esta zona.
Continúo el camino de bajada con un paisaje desolador, casi desértico. Parada para visitar el Parque de Paracas, en unas cercanas islas. También me detengo en Nazca con obligada visita a sus célebres “Líneas”. Dada su extensión, la única forma de visualizar las grandes figuras que forman dichas líneas es en avioneta, y os aseguro que hay que abrir bien los ojos para distinguir algo desde arriba…
Las tormentas de arena son constantes y circular en moto en estas circunstancias es peligroso. En segundos, una duna completa literalmente sepulta la carretera, siendo insuficiente la máquina “quita-arena” que trabaja permanentemente en el lugar.  Inmerso en una de ellas, encuentro a un alemán que viaja con una KTM…averiada, entre los dos hacemos que la moto funcione, llegando a duras penas hasta Chala y aquí estamos, instalados en el Hotel de Turistas. En este pueblo costero con paisaje desértico no se habla otra cosa que lo sucedido en la vecina ciudad de Moquegua. El asunto me interesa, por cuanto que los hechos  están ocurriendo justamente en el camino que tengo que seguir. En el hotel me informan que hay una gran manifestación de mineros pidiendo a su Gobierno cambiar el “Canon Minero”, me dicen que han tomado a Policías cómo rehenes y hay varios heridos de bala, por lo que se prevé que el asunto se agrave y dure varios días. Para evitar problemas, me aconsejan esperar para ver si se calma la situación… Sin embargo, la gran cantidad de camiones militares que pasan por la carretera y la tensión que reina en el ambiente, me hace pensar en adelantar mi salida y sin pérdida de tiempo, busco otra alternativa en mi mapa, encontrando a través de los pueblos Mollendo e Ilo, un camino que me llevará a Tacna.

Hoy 29 de Octubre, con muchos problemas, he llegado por el “estudiado camino salvador”, a la fronteriza Tacna, dónde llego con el tiempo justo de cruzar al país vecino, ya que a las 9 de la noche, por los graves acontecimientos ocurridos, se cierra el paso. Aquí encuentro un grupo de moteros argentinos desesperados y no es para menos…esta misma tarde han sido atacados a pedradas por los manifestantes, encontrándose levemente heridos, peor suerte han tenido sus motos que se encuentran visiblemente muy dañadas…

Felizmente ya en Chile, pongo las rodillas en el suelo y casi extenuado por lo complicado que ha resultado el día, doy un profundo suspiro con el alivio de “sentirme a salvo” por cuanto que nunca he vivido una situación tan al límite cómo hoy… podía contar muchos detalles, pero, dejémoslo así…

Tras un corto trayecto llego a Arica, enfilando camino hasta el mismo hotel dónde me hospedé hace apenas un mes…entrando directamente al hall con la moto y  desde dónde finalmente estoy escribiendo. Estoy convencido, viendo el panorama del día, que si anoche no tomo la decisión de continuar el viaje por el camino adecuado, mi situación en estos momentos sería impredecible…
No obstante, me “duele” haber salido de esta forma tan precipitada de Perú. Ya  más relajado, hago un rápido resumen mental de lo que ha sido mi periplo peruano. Sin duda, la visita ha merecido la pena. País de contrastes: selva, alta montaña, desierto, exóticas playas…de la pobreza encontrada en la Cordillera Andina, a la prosperidad de las grandes ciudades costeras, de la masificación turística de zonas cómo el Machu Pichu, al solitario desierto del Sur… todas ellas con su indiscutible encanto particular, sintiéndome afortunado por haber visitado, disfrutado y saboreado a tope cada una de estas zonas.
He tenido la mala suerte de ir encontrando en mi camino los puntuales conflictos acaecidos estos días en el país, por ello, mi ruta ha sido notablemente mermada, quedando un poco “deslucida”. He topado con sucesos imprevistos, a veces muy duros, tomando decisiones sobre la marcha para solventar situaciones problemáticas…de todo se aprende, quedando siempre algo positivo incluso de los malos momentos…bueno, un buen puñado de experiencias más vividas, de eso se trata, de vivir y sentirse vivo… en definitiva, eso que no se puede fotografiar, lo inesperado, es lo que pone la “gracia” a este tipo de viajes. Sin duda, me llevo en mi memoria unos recuerdos imborrables, al igual que los muchos y buenos amigos que aquí dejo.
Y es que la AVENTURA, es la AVENTURA…totalmente impredecible.
Así pongo punto final a mi visita a Perú… pero mi viaje no ha terminado aún.

En el punto de mira está Santiago de Chile, a 2.200 Km. de dónde me encuentro.
Ya que la ruta que tengo que seguir la hice en otro viaje anterior, intentaré visitar ciudades desconocidas, cómo por ejemplo las costeras Valparaíso y Viña del Mar, y sobre todo el pueblo de Isla Negra, dónde se encuentra la casa-museo del poeta Premio Nóbel Pablo Neruda, visita que la vez anterior no pude llevar a cabo al encontrarse la carretera cortada por un grave accidente, a ver si en esta ocasión hay suerte…
Tras una noche en Antofagasta, otra en La Serena y otra en Isla Negra, llego en la noche de hoy domingo 2 de Noviembre al hotel Los Nogales Express de la capital Santiago de Chile, con todos los objetivos marcados para el camino cumplidos.

Tras dos días en esta capital y una agradable cena con mi amiga Mari Sol Ramos y esposo, continúo el viaje, con cambio de planes debido a una llamada que recibo desde Madrid de mi amigo Vicente “Mariscal” Romero, que recién llegado de la Patagonia argentina y totalmente fascinado por la belleza de lugar visitado, me aconseja con insistencia que encontrándome “tan cerca” no deje de visitar a sus buenos amigos de Punta Manzano.

Efectivamente la zona es maravillosa. Tuve la suerte de presenciar tanta belleza en mi ruta del año 2005, llevando en mi mente desde entonces la idea de volver a esas tierras en otra ocasión…aunque confieso que en ningún momento pensé que fuese durante mi viaje a Perú!!!

Animado con la estupenda idea, pongo rumbo a La Patagonia Argentina, concretamente al  Sur de la provincia de Neuquén, dónde se encuentra Punta Manzano (Villa La Angostura), el lugar al parecer paradisíaco, que tanta huella ha dejado a mi amigo Vicente.
Hoy, día frío y gris con 987 Km. recorridos a través los Andes Chilenos y disfrutando de espectaculares paisajes nevados y multitud de lagos, he llegado a Osorno, al Hotel Lagos del Sur. Confieso la tentación de visitar de nuevo la “mágica” isla de Chiloé, ya que prácticamente está aquí al lado, pero mi objetivo es otro y tras una profunda revisión a la moto, me voy a dormir. Con toda probabilidad será mi última noche en Chile, ya que mañana cruzaré la frontera argentina.

Una vez más me encuentro rodando por la Patagonia.  Estoy contento por volver a  estas tierras que tan gratos recuerdos me traen. Emocionado, voy reconociendo los lugares que de nuevo y de forma imprevisible hasta hace unos días, voy cruzando hasta finalmente llegar a mi destino.

Os aseguro que mi amigo se quedó corto, muy corto al describirme la increíble belleza de este lugar. Estoy escribiendo desde Punta Manzano (Villa La Angostura), al mismo borde del lago Nahuel Huapi.  Mire dónde mire, sólo encuentro asombrosos parajes, al cual más bello. Literalmente estoy anonadado con el paisaje que la Naturaleza brinda en este lugar.  Todo a mi alrededor invita a la paz, al sosiego. El esperado encuentro con los amigos de Vicente a sido  muy emotivo, instalándome cómodamente en una espectacular cabaña de madera y magníficamente atendido por el Señor Roberto. Difícil será olvidar los kilométricos paseos en compañía de estos amigos, en su afán por mostrarme los mejores lugares durante mi corta estancia en este paradisíaco lugar, al igual que difícilmente olvidaré las interesantes y animadas cenas con Roberto, Adrián y el cura Héctor, gente culta y encantadora que por sus grandes conocimientos y peculiar personalidad, ciertamente dejan profunda huella. Sintiéndome afortunado por haber conocido a estas excepcionales personas y agradeciendo sus muchas atenciones, me despido de estos amigos con la idea de regresar en algún momento no muy lejano y parto rumbo a Esquel, dónde hago noche en el Hotel Sol del Sur y lugar de partida a Puerto Madryn, ya en la costa Atlántica, dónde con suerte podré divisar ballenas.

Con el habitual y fortísimo viento de esta zona, aderezado con impresionantes tormentas de arena, llego a Puerto Madryn. Los tramos asfaltados inexistentes en mi anterior viaje del 2005, han quitado cierto encanto a este trayecto, aún así, y pese a la incomodidad de la climatología, ha sido una bonita travesía .
El mal tiempo me hacía pensar que esta vez tampoco tendría suerte con las ballenas, por cuánto que ni las lanchas salían al mar…pero amigos ¡qué sensación más impresionante! A menos de dos metros y sin esperarlo…de pronto sale a la superficie un magnífico ejemplar…al momento otra y otra, una de ellas es la ballena albina. Admito mi nerviosismo y emoción al filmar lo que será un inolvidable recuerdo de mi visita a Península Valdés.
Satisfecho con los dos días en este lugar y siguiendo la costa Atlántica, salgo hoy domingo 9 , buscando ya el camino de retorno a Buenos Aires, haciendo noche en Viedma, dónde un Policía me ha traído a esta especie de hotel “Mutual de la Policía de R.N.” y aquí estoy, mejor dicho, estamos “Margarita” y yo en el salón comedor rodeados de Policías, escribiendo con la tranquilidad de que esta noche la moto no me la roban…
Martes 11 de Noviembre, a 430 Km. de Buenos Aires, tras un reparador descanso en el pueblo Daireaux, he procedido (con cierta tristeza) a la habitual y obligatoria revisión y limpieza diaria de “Margarita”, no en vano, será la última vez que mi fiel compañera “reciba mis cuidados”.  De esa forma, limpios y relucientes entramos en Buenos Aires, experimentando una enorme emoción y satisfacción personal al regresar a esta ciudad nuevamente con otro importante, fantástico y muy enriquecedor viaje cumplido sin ningún incidente.
A la misma puerta de su negocio de motos me espera mi amigo Mariano sonriente y feliz de ver mi llegada, comprobando una vez más que la Honda Transalp es una moto más que fiable mientras nos hace unas fotos para el recuerdo. En una de las cuales quedarán inmortalizados los 18.507 Km. que uno tras otro he ido recorriendo y disfrutando por estas tierras de Sudamérica. Argentina Norte, Chile, Perú, La Patagonia… un alucinante viaje que curte Km. a Km. cómo motero y cómo persona. Espero hayáis disfrutado leyendo estos diarios de viaje que, con satisfacción, hoy cierro, los cuales me han permitido de alguna manera, compartir el viaje con vosotros.
He omitido detalles de alimentación y revisiones de moto. Me hubiese alargado mucho entrando a diario en estas cuestiones. Pero os aseguro que nunca en mi vida he comido tantos plátanos cómo en Perú, y también aseguro que ningún día, por muy cansado que haya estado, me he ido a dormir sin antes hacer una necesaria, a la vez que obligatoria revisión y limpieza a mi moto.

Ahora tengo por delante cuatro días para descansar…pero lo estoy pensando bien y creo que me iré a visitar Uruguay… ya sabéis, cuatro días dan para mucho si se saben aprovechar bien!!!
Por lo cual, aquí me despido, no sin antes agradecer a las muchas personas que he encontrado en mi camino su buen trato y amabilidad, a todos esos desconocidos lectores que han sido capaces de llegar al final de esta crónica, a mis amigos y familiares por su apoyo, y por supuesto, mención especial para las empresas que han confiado en mí para lucir sus logos por este apasionante continente:
Saludos.

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